El Madrid de

Helena Resano: «Creo que tenemos muchos más puntos de encuentro que de división»

Trazando acordes en la ciudad: desde la exigencia del piano hasta el periodismo ejercido con el máximo rigor

Helena Resano. © Jesús G. Feria.
Helena Resano.© Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

«Lecciones de química» es el libro que siempre recomienda. Apuesta por la olvidada animación «Megamind», película que significa un plan perfecto junto a su familia. Llegó a Madrid «casi un poco de carambola», cuenta Helena Resano a LA RAZÓN. Estaba estudiando piano y con 16 años la operaron de la muñeca: «Pensé que era una lesión que me había impedido. El nivel del piano me obligaba a hacer como seis o siete horas diarias, además del instituto. Y pensé, bueno, cuando me recupere volveré y podré retomar. No pude retomar. Ahí tuve que reenfocarme otra vez».

Casualidades de la vida, la Cadena Ser de Pamplona colindaba con la casa de Helena. «Participaba en muchos concursos infantiles de grandes talentos tocando el piano. Me gustaba todo ese mundo de la radio y además mi padre también trabajaba ayudándoles de electricista en los estudios. Y entonces decidí periodismo». A Madrid llegó porque no hablaba euskera. Empezó a optar a algunos puestos y, desde una beca a la radio en verano, surgió la suerte de optar a una plaza en Telecinco.

Con los años, todavía muchos la recuerdan detrás de lo que fue aparentemente un bulo, el casamiento de la Reina Letizia con Felipe VI. Letizia dejaba informativos y alguien tendría que ocupar su puesto. «Recuerdo perfectamente el rumor que circulaba. En los periódicos de La Razón y de ABC había dos páginas sobre ella». Mi primer pensamiento fue, pobrecita, le va a caer este San Benito y le va a perseguir profesionalmente, porque esto es un bulo. Me llamaron muchos compañeros de otras teles pidiendo información. Les dije la verdad, que no sabía nada. Y, de repente, recibí una llamada de Torrespaña y me dijeron que me diese la vuelta. Llegué a plató para leer el comunicado de Zarzuela. Léelo tal cual, no añadas nada más, me dijeron. Estaba de los nervios».

Llegó a regañadientes, el primer verano en Madrid no le gustó nada, dice. «Me pareció una ciudad muy complicada. Me tocó cubrir todo lo que fue la investigación de los GAL, estar muchas horas en la Audiencia Nacional de Guardia. Yo vivía entonces en una residencia de monjas y tenía un horario en el que me cerraban la puerta a la una».

Helena Resano. © Jesús G. Feria.
Helena Resano. © Jesús G. Feria.Jesús G. FeriaFotógrafos

En defensa de la profesión destaca la importancia del equipo. «Al final mi responsabilidad es estar al frente dando la cara por el que ha tenido que hacer miles de kilómetros en una delegación para conseguir una entrevista. El que ha estado toda la mañana pasando frío o calor en una guardia por conseguir una exclusiva. Es defender el trabajo de quienes han estado persiguiendo una noticia y saber que lo que está viendo el espectador es la forma más honesta que tenemos de contar lo que está pasando». Helena Resano lo tiene claro: «Llevo presentando informativos desde el año 99 y lo que quiero es que la gente cuando me vea, me crea». Y estando tan cerca de los sucesos del día a día, su mayor preocupación de cara a los próximos años pasa por la convivencia. Sin embargo, también considera que «cuando escuchas a la gente no está en esa crispación que nos quieren vender desde la política. La gente no vive preguntándose por el partido que votas. Creo que tenemos muchos más puntos de encuentro que de división». Y añade: «A veces conozco a futuros periodistas que, sobre todo y por encima de todo, buscan ser famosos. Y se acabó. El periodismo es la mejor profesión para poder cambiar el mundo y contar cosas que si tú no cuentas no se van a saber»

«Ahora es casa»

Helena Resano considera que las ciudades las divides por recuerdos. Su primera etapa la lleva a la zona de la Audiencia Nacional: «La residencia de monjas estaba justo enfrente del Villamagna y recuerdo un Madrid que me parecía demasiado solitario. Además, en verano por esas zonas no había mucho movimiento salvo la vida en las oficinas». Luego vivió por Martínez Campos, en un piso compartido y vio por primera vez esas cucarachas tan típicas en verano por el calor. Y, después, llegó el primer piso con amigos, el primero comprado como soltera, o el lugar donde nacen sus hijos. Resano no es de las que hace planes a muy largo plazo, quizá porque así lo exige la profesión. En la etapa en la que estaba en Televisión Española surgió la posibilidad de que me pudiese ir de corresponsal a Washington. Fue justo después de los atentados del 11S, y justo en ese momento me quedé embarazada de mi primera hija y aquello se truncó». Desde entonces, se siente una madrileña de adopción más, aunque a veces perciba «una sensación rara: para los de allí no eres de allí y para los de aquí no acabas de ser de aquí». Le encanta el barrio de Las Letras, pasear por la zona del Tribunal Supremo o la plaza de Chamberí. Confiesa que su plan obligatorio familiar es ir, al menos, una vez al año a conocer un museo. Para Helena, el Prado es imprescindible; y si lo conoces, el Thyssen es otra de sus opciones. Su recomendación para cenar y unos bailes: Mamaquilla, apertura reciente en el barrio Salamanca.