
Religión
El «lifting» cofrade que rejuvenece el mundo «capillita»
Getafe acoge durante este fin de semana el Encuentro Regional de Jóvenes de Hermandades

Hace veinte años no pocas cofradías madrileñas se las veían y se las deseaban para encontrar quien portara sus pasos, lo mismo en Semana Santa que en las fiestas patronales. Otras tantas miraban al futuro algo temblorosas temiéndose lo peor. Sin embargo, desde hace una década el mundo «capillita» está algo más que en auge. No solo se han puesto en marcha nuevas hermandades, tanto en la capital como en otras localidades, sino que el rostro de quienes conforman las juntas directivas como quienes llevan a hombros los pesos de sus titulares se ha rejuvenecido. Un «lifting» en toda regla que garantizan un relevo generacional y una primavera del fenómeno de la piedad popular que ya no solo se circunscribe al otro lado de Despeñaperros.
Prueba de ello son los más de 150 participantes de 25 cofradías en la octava edición del Encuentro Regional de Jóvenes de Hermandades, que se ha celebrado este fin de semana en Getafe, justo cuando arrancan las fiestas patronales en honor a Nuestra Señora de los Ángeles. El colegio Divina Pastora fue la sede de este viernes y sábado de este foro de encuentro, reflexión y oración que ha triplicado el número de asistentes con respecto anteriores ediciones y que ha dado un salto para reforzar su acento formativo. De hecho, el programa incluye desde un taller de arte floral hasta otros centrado en el papel de los capataces y costaleros, pasando por otro de priostía, que abarca el cuidado y la conservación de las imágenes, altares y elementos de culto y el montaje de los pasos para las procesiones. A ello se suman otros actos como el concierto de Banda de Palio, una agrupación de músicos cofrades de Alcalá de Henares. Y, por supuesto, una ofrenda floral a la patrona de Getafe y una eucaristía en la catedral de la localidad. Además, tuvieron la oportunidad de visitar, entre otras capillas, el santuario de san Faustino Míguez, fundador de las religiosas calasancias, que este año conmemoran el centenario de su fallecimiento.

«Las hermandades y cofradías está vivas», sentencia María Lamas Ortega que, con 23 años, es la responsable del Grupo Joven de la Real e Ilustre Congregación de Nuestra Señora de los Ángeles, que ejerce de coordinadora y anfitriona de esta cita. «En estos dos días hemos buscado fomentar la vivencia cofrade desde el compartir experiencias para ser capaz de contagiar fuera lo que experimentamos en nuestros grupos de fe», apunta esta getafense. María confiesa que ha recibido de sus abuelos y sus padres la pasión por la religiosidad popular. «La vivencia que yo he tenido en casa, esa tradición familiar que he recibido como legado es lo que ahora experimento, pero es cierto que me he enganchado gracias a otros jóvenes que piensan y sienten como yo», explica esta aspirante a policía que pasó de procesionar con su vela cada primavera a implicarse cada vez más en el día a día de la congregación. «Ahí es donde entra en juego la fe. Cuando te das cuenta de que Dios cuenta en tu vida, necesitas comprometerte más y yo lo he materializado de esta manera, intentando mostrar que la Virgen, en este caso, Nuestra Señora de los Ángeles, tiene mucho que decirte en tu vida y, desde ella, te entregas a los demás».
A diferencia de María, en la familia de David Montes Novillo no había herencia «capillita». Con 18 años le atrajo eso de ser costalero y diez años después es el prioste de la Hermandad Jesús Nazareno y Maria Sta. de la Esperanza de Alcorcón. «En todos estos años, dentro de las posibilidades de cada uno, sí que he visto cómo ha ido creciendo la devoción poco a poco y se cuidan mucho más las estaciones de penitencia», comenta, a la vez que valora citas como las de Getafe: «Es bueno que nos reunamos todos los jóvenes cofrades de la Comunidad de Madrid para conocernos, intercambiar opiniones y mejorar».
«Es evidente que hay un resurgir de la piedad popular en Madrid, con formas diferentes y expresiones diversas», ratifica Ginés García Beltrán, obispo de Getafe, que reconoce cómo el fallecido Papa Francisco quiso poner en un primer plano de su pontificado la importancia de «dar valor a la fe del pueblo». Él mismo lo constató el pasado jueves, cuando el traslado de la Virgen de los Ángeles, del cerro a la catedral, congregó a más de 60.000 personas.
«A través de una talla mariana se genera una expresión de fe preciosa, porque la Virgen les estaba diciendo algo personal al corazón de todos y cada uno de los que estaban allí presentes y la miraban», expone sobre ese vínculo que se genera entre las imágenes y las personas que las contemplan que al obispo le lleva a deducir que «nosotros no somos los dueños de la fe, sino que es un don de Dios que se manifiesta de modos muy diferentes, sin que tenga más valor una fe más teológica o más institucional que esa fe sencilla del que musita una oración al Señor o a la Virgen». En este sentido, apunta que «las imágenes son importantísimas, porque, desde el arte, su belleza cautiva y llega al corazón, incluso físicamente porque muchos de ellos llevan la imagen de la Virgen o de Cristo en el bolsillo de la camisa». Almeriense de nacimiento pero con parte de su corazón ya atrapado en el sur de Madrid, García Beltrán subraya en Andalucía que «la religiosidad popular era un muro de contención contra la secularización. Y es verdad que hace que la gente se acerque al Señor y a la Iglesia».
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