El Madrid de

Pablopablo: «Para mí es muy importante no estar limitado por la realidad»

El cantante Pablo Drexler ha publicado nuevo disco: «Canciones en mi», cuya intencionalidad parte de ser un cancionero de desamor

Pablopablo.
Pablopablo.Cedida.

Después de un tiempo viviendo fuera, Pablo Drexler ha regresado a Madrid, su ciudad, de la que se muestra muy orgulloso y donde ha lanzado su nuevo proyecto y primer disco. Sus temas mezclan letras difíciles, melodías envolventes y una verdad emocional que no necesita ser autobiográfica para impactar. Él es Pablopablo, uno de los cantautores emergentes más singulares del panorama actual. «Canciones en mi» es el nombre de su nuevo disco y, pese a que se define como «muy autocrítico y perfeccionista», reconoce que «este trabajo me mola mucho». Lo cierto es que ya había lanzado un mixtape en 2022, pero este nuevo álbum es su primer trabajo de estudio completo y formal, marcando el inicio de su carrera como artista solista en una etapa más definida y profesional.

A medio camino entre la música, la poesía y la autoficción, Pablo marca una música íntima que se sitúa en un terreno híbrido entre el pop alternativo, el soul digital y la canción de autor. «Para mí es muy importante no estar limitado por la realidad», dice. «Había una frase que me marcó mucho: ‘Never let reality get in the way of the truth’. Es decir, nunca estar limitado por la realidad, no dejes que la realidad se interponga entre ti y la verdad. Lo importante es que lo sientas». Por ello, no compone necesariamente desde un dogma técnico, no viene de la industria ni de una escuela clásica de composición; quizá su método es más intuitivo y más visceral. «Durante años me despertaba, tomaba café y escribía. Improvisaba melodías. A veces no sabía si aquello iba a acabar en canción o en nada. Pero sentía que tenía que hacerlo». Para él, la escritura es una necesidad más que una disciplina. «Yo puedo escribir cosas que no me han pasado, pero que me permiten hablar de lo que siento. Puedo inventarme historias, exagero, le doy vueltas. A veces me doy cuenta tiempo después de que estaba hablando de algo que sí me dolía». En sus canciones hay una especie de extrañeza dulce, porque «la intención siempre fue hacer un cancionero de canciones de desamor para el futuro», admite. Pueden parecer confesiones y casi todas giran en torno al desamor: «Esto me interesa mucho. Hay una tensión ahí. No quiero ser un personaje ejemplar, sino uno honesto». El lanzamiento de «Canciones en mi» ocurrió tras los singles previos «Vida Nueva», «Eso Que Tú Llamas Amor» y «Ojos de Ajonjolí», y marca una nueva etapa en su carrera. «Yo no quería hacer un disco sobre mí, sino sobre emociones universales», explica. «Y para eso tenía que pensar en muchas cosas. A veces una canción nace de una imagen tonta, como un coche en doble fila o una farmacia cerrada. Pero de ahí sale algo que conecta».

Lo que más influye en Pablo, reconoce, es la escritura. «Escucho mucha música y leo mucha poesía. He estado años levantándome, bebiendo un café y escribiendo letras, luego venía la música y lo ajustaba todo. He intentado nutrirme todo el rato». Entre sus influencias se encuentran desde «la sensación catártica» que le produce José Alfredo Jiménez, compositor y cantautor mexicano, hasta Leonard Cohen o Bon Iver. También escucha a grupos como Alcalá Norte, Carolina Durante, Rusowsky o Guitarrica. «Presto mucha atención a lo que hacen mis amigos, honestamente».

Musicalmente, sin embargo, no se encierra en un solo estilo, «no pienso en géneros. Me centro en lo que la letra necesita. A veces me sale algo muy minimalista, otras veces me dejo llevar por el ritmo». Su disco, recomienda que sea escuchado con cascos y caminando perdido por la ciudad.

Un paseo por Madrid

De San Lorenzo del Escorial, Pablo manifiesta su agrado por la sierra de Madrid. «A veces me gusta huir del centro, que, aunque me encanta, necesito muchas veces paz y tranquilidad». De la ciudad de Madrid destaca la sensación de libertad que produce, sin sentirse observado, así como su amplia oferta cultural, entre bibliotecas, museos o galerías de arte en las que perderse. «Madrid es una ciudad abierta, he vivido en otros sitios y no se siente la sensación de hogar como aquí», reconoce a LA RAZÓN. Recomienda la tortilla de La Primera, las croquetas de Rocablanca y caminar por la Casa de Campo.