Cultura

“Pandataria”: un grito de libertad, amor y humanidad

Tras su estreno Mérida, la danza de Chevi Muraday llega a los Teatros del Canal con una obra sobre la aceptación de la diversidad y Cayetana Guillén Cuervo en el reparto

En su estreno este verano en Mérida, Cayetana Guillén Cuervo contaba a este periódico que cuando Chevi Muraday le propuso hacer una obra conjunta le preguntó de qué quería hablar y contestó que lo que más le interesaba en su manera de entender la vida era “la diversidad, la libertad y el amor”. Y eso es “Pandataria”, un grito de libertad y amor creado por el director, bailarín y coreógrafo -Premio Nacional de Danza- con texto de Laila Ripoll, que en su aterrizaje en Madrid presenta, además de la obra que estará en los Teatros del Canal del 14 al 25 de febrero, un vídeo titulado “Mapa a Pandataria” que ya puede verse en la plataforma CaixaForum+, un documental “que nace de la necesidad de compartir el proceso de creación de la pieza, estaban sucediendo cosas muy interesantes y creímos necesario hacerlo –explica Muraday-, no sólo porque se complementa perfectamente con la obra, sino porque da a conocer a sus intérpretes, que son piezas importantísimas en “Pandataria” porque todos venimos de lugares, biografías y lenguajes distintos y queríamos que el público lo conociera”. Además de Guillén Cuervo y él, el reparto cuenta con el rapero Elio Toffana y los bailarines Chus Western, Basem Nahnouh y La Merce.

“Pandataria” es una isla del archipiélago de las Pontinas, en el mar Tirreno, y mide 1,54 km2. En época de la dinastía Julio-Claudia, tres generaciones de patricias romanas fueron expulsadas y arrojadas a esa isla hasta la muerte, “mujeres inteligentes, poderosas e influyentes, con mucho valor, que incluso podían hacer sombra a los césares, que crearon la “Lex Iulia de Adulteriis” para arrojarlas a ella por no adecuarse a las normas y acusadas de adúlteras. Luego –prosigue Muraday- ya en el siglo XX, en 1941, los disidentes políticos del régimen fascista de Mussolini, Spinelli, Rossi y Colorni, acabaron en la misma isla-prisión junto a mujeres como Úrsula Hirschmann que en papeles de cigarrillos escondidos en una caja de latón con doble fondo, escribió junto a su marido el primer tratado de una Europa libre y sin fronteras: el Manifiesto de Ventotene, que es como se llama hoy esta isla paraíso de los olvidados”. Pero Pandataria no solo es pasado, también es presente “porque la historia se repite, solo hay que ver la sociedad tan polarizada que vivimos, cómo nos restan libertades ya conseguidas y no debemos permitirlo, la libertad es una palabra inmensa y absolutamente poderosa que no puede perder valor”, afirma convencido el coreógrafo. Pandataria “es la isla del marginado, del que sobra, del que se sale de la norma, del que viene del lote defectuoso, del ilegal que llega en patera…pero aunque no hay manual de instrucciones para saber quién es válido y quién no, los apartamos por miedo a lo diferente, por ignorancia, por soberbia. Pandataria es una utopía necesaria, un lugar al que aspiramos y, aunque quede mucho para conseguirlo, es hacia donde deberíamos proyectarnos, abrir fronteras, abrazar la diferencia y demostrar que todo ser humano es válido y está por encima de todo”, asegura convencido.

Para el Muraday, esa diversidad está reflejada en el elenco. “Cada componente venimos de lugares desprotegidos del mundo que han tenido que venir a España a desarrollarse, Chus Western de Malawi con una historia tremenda y terrible detrás; Basem Nahnouh, musulmán con una biografía increíble; La Merce, igual y, por su puesto, Elio Toffana, que es un referente del rap, el príncipe de Aluche, que es la voz del barrio, del suburbio, de los sectores más desprotegido y olvidados, con este reparto diverso de lenguajes y formas de expresión hemos creado ese mapa que es “Pandataria”. Y prosigue: “Mariano Marín ha compuesto un espacio sonoro de musicalidad que recrea la época romana y luego, poco a poco se va produciendo un cambio escenográfico, musical, de luz y de todo y es entonces cuando entra el rap como clave de la época contemporánea, que convive perfectamente con lo clásico”. En definitiva, “hemos querido dar voz a mujeres que la historia ha callado, Julia la Mayor, Agripina, Úrsula Hirschmann…con Cayetana Guillén Cuervo que las representa a todas ellas en el escenario y visibilidad a los marginados que cruzan el Mediterráneo y a todos los que fallecieron en el intento”, concluye Muraday.