Opinión

Un quinto para Pam

Una buena amiga es la que respeta el derecho al olvido. Y no hay olvido más necesario que el del día siguiente de una cogorza como una piano de cola

Panpatapam
La secretaria de Estado de Igualdad, Ángela Rodríguez PamÁlvaro BallesterosEuropa Press

Pam pide el placer para todas las mujeres. Y yo estaría a tope con Pam si fuera mi amiga, sola y borracha volviendo a casa, mandando audios a las cuatro de la mañana. “Que todas las mujeres de este país sientan placer. Quiero hablar de eso”, diría mi amiga Pam en ese audio que me invento, beoda como un piojo. “Nos ridiculizan y se asustan”, me diría, “porque reivindicamos el placer para las mujeres, porque solo lo han tenido ellos durante muchísimo tiempo. Y claro que pedir el placer para las mujeres, compañeras, también es hacer política. Y hay que garantizar que nosotras podemos tener placer”. Y yo le mandaría un “jajajajajajajajaja” y un “dos ibuprofenos, mucha agüita y al sobre, prima”. Y el gif ese de Jason Momoa haciendo un corazón con sus deditos. Y cuando al día siguiente nos viésemos, yo a mi amiga Pam no le diría nada sobre ese audio. Ella se sentaría con sus gafas de sol delante de mí y un dolor de cabeza como un Ikea de grande y yo le pediría un doble, que es lo mejor para la resaca, y le hablaría de otra cosa. Porque una buena amiga es la que respeta el derecho al olvido. Y no hay olvido más necesario que el del día siguiente de una cogorza como una piano de cola. Yo creo que a Pam hoy no hay que tratarla como a la secretaria de estado que es, sino como a esa amiga dipsómana con poquito autocontrol. Por caridad interpretativa. Porque la alternativa es tomársela en serio y entonces es muy preocupante el escenario que se abre ante nosotros. Lo mejor es pedirle un quinto y que descanse, beso enla frente. Y cruzar los dedos para que, en lo que le queda, haga el menos daño posible, que deje de colectivizar sus traumas y pretender legislar en nuestras camas.