Especulación Inmobiliaria
Los vecinos de Madrid se plantan ante los fondos buitre que quieren echarles de sus casas
Cerca de un centenar de personas se manifiestan frente a la sede de la socimi que quiere comprar tres bloques de viviendas y dejar a 200 personas en la calle
Las vecinas afectadas por los fondos buitre han dicho «basta». Un centenar de personas se reunieron ayer frente al número 51 de la calle Serrano, sede de Elix Rental House, donde celebraban una junta de accionistas para ampliar su capital comprando tres edificios en la ciudad. Con independencia de que la compra se consuma o no, las afectadas son conscientes de que es algo que no depende de ellas, el objetivo de esta concentración no fue otro que el de mandar un mensaje de unidad vecinal para desincentivar el modelo de negocio que siguen las socimis centrado en obtener beneficios muy rápidos en periodos de tiempo muy cortos. «También, que en el caso de que la compra siga adelante las vecinas no van a aceptar irse a la primera de cambio, resistirán en sus viviendas», apuntan a este periódico desde el Sindicato de Inquilinas de Madrid. Así, este grupo de vecinas organizadas gracias al apoyo del Sindicato inician una lucha que estiman se será a largo plazo y «se plantan» contra esta situación que cada vez afecta a más personas. «Queremos luchar por el derecho a permanecer en nuestros hogares, señalar a esta socimi y las prácticas abusivas que llevan a cabo los fondos buitres».
La celebración de la junta de accionistas tenía como fin la adquisición del capital necesario para finalizar la compra de tres bloques de Madrid. El número 7 de la calle Tribulete (Lavapiés), el 1 de Salvia (Tetuán) y Boldano, 5 (Ciudad Lineal). Vecinas de los tres bloques se reunieron para denunciar el funcionamiento y las prácticas de estas empresas que siguen siempre el mismo patrón: la adquisición de propiedades verticales, rehabilitación de viviendas para especular con ellas, incrementando su precio y así, convertirlas en apartamentos turísticos o de lujo. Mientras se expulsa a las vecinas que llevan toda la vida viviendo allí y que no pueden permitirse esas subidas abusivas de alquileres.
La situación de estos tres bloques es extraña, porque la compra no está aún consumada. «Hay negociadores que se han presentado en los bloques afirmando que vienen en representación de Elix y afirman, que aunque la compra no haya culminado, el proceso de compra está muy avanzado», aseguran desde el Sindicato. Es decir, que la socimi no está -por ahora- en posición de llevar a cabo negociaciones formales. «La estrategia o la intención de los negociadores ha sido la de dividir y separar a las vecinas y hacer ofertas individuales, una técnica muy habitual en este tipo de grandes propietarios». Sin embargo, las vecinas afectadas defienden una negociación colectiva y que los bloques se mantendrán unidos, sin divisiones de ningún tipo. Hace diez días, llevaron a cabo una acción protesta de corte musical en la calle Tribulete. Una convocatoria que calificaron de éxito respecto al tejido vecinal y comunitario. «En Lavapiés ya hay varios bloques que luchan contra propietarios de perfil similar y se está viviendo una reactivación vecinal muy potente».
Pilar Martín, vive en la calle Salvia desde que nació. También su madre, unas plantas por encima. «No nos vamos a ir, nos tendrán que echar. No tenemos otra alternativa, es luchar o la calle», confiesa a este periódico solo unas horas antes de la concentración. Todo comenzó cuando su casera falleció durante la pandemia y dejó la vivienda en manos de la orden religiosa San Juan de Dios. «En menos de un año, nos dejaron en manos de un fondo buitre, meses después pasamos a otro. Este último nos envió un burofax a los quince vecinos que quedamos y ahora, hasta que de forma definitiva nos echen a la calle», sostiene. Cuatro años de lucha y un sentimiento de angustia y frustración con la que deben lidiar a diario. «Esta es nuestra vida, por llamarle algo. Lo llevamos fatal. Mi madre tiene todos los recuerdos en esa casa. Mi padre también falleció en 2020 y separarla de esa casa es dejar atrás el único recuerdo que le queda de él».
La primera de las vecinas obligadas a abandonar el bloque, deberá hacerlo a final de este mes. Pilar Martín, el día 4 de marzo. Dicen que Intedisa, la actual propietaria de la finca, no quiere saber nada de negociaciones. Por su parte, las vecinas aseguran estar dispuestas a soportar una pequeña subida del alquiler o que se les alargue el contrato con tal de mantenerse en sus hogares. «Solo quieren echarnos y vender el edificio lo más rápido y limpio de vecinos posible». Ante esto, la principal preocupación de Martín y de las vecinas es que con sus actuales nóminas no reúnen los requisitos para buscar otro alquiler. «Entonces, ¿a dónde nos vamos? ¿Con una tienda de campaña a la Plaza de la Remonta mientras se hacen ricos a nuestra costa?», añade esta vecina.
Desde el Sindicato asegurana este periódico que lo que está ocurriendo estos tres bloques es, a nivel general, una tendencia que ha ido en alza los últimos años. «Esta práctica de adquirir inmuebles enteros para expulsar a las viviendas o incluso de propiedades horizontales, las subidas abusivas de contrato cuyo único objetivo es expulsar a los inquilinos actuales para utilizar el piso con fines turísticos o de alquiler temporal ya no pasa solo en los distritos del centro, está en toda la ciudad», explican.
En este momento, los veintiún distritos de Madrid cumplen con los requisitos para ser declarados zonas tensionada en materia de acceso a vivienda, regida con la Ley de Vivienda que la Comunidad de Madrid, que ya ha manifestado que no va a aplicar. «Desde hace meses estamos viendo que es un problema generalizado de toda la ciudad pero también de la comunidad autónoma. Estamos trabajando ya con vecinas en municipios de las afueras de la ciudad de Madrid», y añade, «es una problemática que no es esa idea que echan a las vecinas del centro o barrios lejanos. El problema de acceso a la vivienda es generalizado y por eso cada vez son más vecinas las que se plantan y luchar colectivamente contra estos abusos».
En estos tres bloques la lucha empieza ahora pero pretender hacer visible el gran número de empresas buitre existentes. «Hay inmobiliarias que se creen muy serias por la cantidad de años que llevan en pie, pero que me digan cómo se llama el hecho de llegar a un bloque de familias humildes, en el que todos estamos al corriente de pago y echarnos de nuestra casa para especular con ella. ¿Qué nombre tienen sino?», sentencia Martín. Las afectadas dicen estar seguras de que esto ha empezado en estas calles pero que
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