Los más perjudicados a la hora de poder hacer frente al clima extremo son los países en vías de desarrollo. Con el fin de poder ayudarles en la mitigación y adaptación se puso en marcha hace cinco años el Fondo Verde Climático (GCF). Inicialmente fue capitalizado con 10.300 millones. La segunda fase que empezó a finales de este año cuenta con 9.800 millones, muy lejos de los 100.000 millones de dólares prometidos. España ha destinado 120 millones de euros en la primera fase y 150 en la segunda.

–¿Qué proyecto destacaría?

–El que se hará en Chile y se firmará el 11 en la COP. Tiene una doble vía de generación por renovables: hidroeléctrica y solar. Y logra dos objetivos: por un lado, tienes una planta solar en lo alto de la cordillera y por otro creas una reserva de agua extraída del Pacífico. Además, por la noche con la caída del agua generas electricidad y durante las horas de sol del día generas energía solar. Y de adaptación: el de tratamiento de aguas sucias para que puedan reutilizarse para regar los cultivos en Palestina.

–¿A cuántas personas ha ayudado este fondo?

–A 348 millones de más de 100 países.

–Japón fue en 2018 el más afectado por el clima extremo. ¿Podría llegar a ser necesario hacer un fondo similar para países desarrollados?

–Quizá tendría sentido desde otro tipo de estructura. No sería inadecuado que un mecanismo financiero, más allá de la banca multilateral, pueda apoyar a los países desarrollados a establecer instrumentos de garantías.

–¿Algún mensaje para países como Polonia o Arabia Saudí que hoy no están muy por la labor de reducir las emisiones?

–El mensaje para países que tienen además una capacidad enorme para generar energía renovable, como Arabia Saudí en solar, es que deberían agilizar la transición porque todos vamos a sufrir los efectos del cambio climático, y ellos también: Arabia Saudí sufrirá sequías mucho más extremas.

–Volviendo al inicio, ¿en cuánto se debería dotar el Fondo Verde?

–Indudablemente, hay que ampliarlo, con 9.800 millones podemos influir poco en relación con la emergencia del cambio climático. Al menos debería cumplirse con el compromiso de aportar 100.000 millones. Los países en desarrollo requieren de un presupuesto muy superior al que tenemos hoy.