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La mitad del mundo

Ramón Tamames
Ramón TamamesCristina BejaranoLa Razón

A lo largo de la vida, van surgiendo ocasiones, que aprovechamos o dejamos pasar, según y cómo. Casi siempre en medio de programas que nos planteamos, y que normalmente se alteran por acontecimientos inesperados, que acaban haciendo nuestras vidas muy diferentes de lo que pudimos imaginar. En ese sentido, «lo mejor está por llegar»: un buen lema, que el autor sigue considerando como un acicate para darle a toda clase de trabajos, y especialmente a la escritura, el elan vital de que hablaba Henri Bergson.

Todo lo anterior viene a colación de mi último libro, «La mitad del mundo que fue de España. Una historia verdadera casi increíble» (Espasa), cuyo contenido, para mí, ha sido y es como una gran ventana abierta. A partir del Papa Alejandro VI, con sus bulas de 1493, que luego derivaron al Tratado de Tordesillas de 1494, se hizo donación a España de la mitad del planeta, todo lo que era el continente americano recién descubierto por Colón y los Pinzones, y el ignoto Mar del Sur que por primera vez para ojos europeos avistaría Vasco Núñez de Balboa, en 1513. En lo que fue todo un hilo conductor la primera circunnavegación Magallanes/ Elcano (1519/1522), fue como levantar el mapa de ese «hemisferio español», la mitad del mundo, con el continente americano entero, y la citada Mar del Sur, Océano Pacífico desde 1520. Una inmensidad en la que en menos de un siglo se implantaron ciudades españolas desde California a la Araucania. Y en la otra orilla, la asiática, desde las Molucas a Filipinas con la propia Formosa, que fue española durante dieciséis años en el siglo XVII, incluyéndose archipiélagos, al norte y al sur, en la inmensidad del «Spanish Lake».

Todo ese gran proceso histórico es ignorado por la mayoría de españoles a pesar de que fue la mayor proeza humana de los siglos XV y XVI.