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Medio Ambiente
¿Por qué la mayoría de los españoles recicla, pero cree que los demás no?
Ocho de cada diez personas en España disponen de varios espacios en sus casas para separar los residuos, siendo uno de ellos para los envases del contenedor amarillo; sin embargo, todavía hay quien cree que reciclar no es un hábito extendido
El gesto de separar los residuos para su reciclaje se asienta entre la ciudadanía desde hace décadas. Tanto es así, que ocho de cada diez españoles ya han adoptado el hábito de separar sus envases domésticos, según un estudio realizado por el instituto de investigación Catchment para Ecoembes. Esto se traduce en que los cubos de colores han conquistado las cocinas de casi 39 millones de personas en nuestro país. Una marca que coincide con los datos de la Unión Europea, que sitúan a España en la octava posición de la lista de países que más envases reciclan. Sin embargo, los ciudadanos recicladores tienden a pensar que esto es algo que los demás no hacen; es decir, que ellos sí separan sus residuos, pero el resto no. ¿Por qué desconfiamos de nuestros vecinos?
Julia Cuenca, vecina albaceteña de 84 años, manifiesta sentirse orgullosa de llevar reciclando desde que se puso el primer contenedor en su barrio. Aunque su movilidad se haya visto restringida por la edad, explica que su nieto Víctor acude varias veces por semana a bajarle «el recicle», como ella misma llama a su basura, separada en distintas bolsas. Ella opina que «las mujeres de su edad» no suelen reciclar «porque no están acostumbradas» y que ella sí porque es «una señora moderna». Dice confiar en las generaciones venideras, pero no en la suya. Ni siquiera en la de sus dos hijos, de 62 y 65 años, respectivamente.
Les preguntamos a ellos. El mayor, José Antonio Gil Cuenca, afirma que tanto él como su esposa reciclan en casa. «Compramos unos cubos en forma de armario para zapatos y tenemos dos en la cocina», asegura, y prosigue: «Son comodísimos, cada estante es para un tipo de residuo: de plástico, briks y latas; papel y cartón, no orgánico... y la última incorporación los restos orgánicos para el contenedor marrón, que llegó a nuestra ciudad a finales del año pasado». Pero José Antonio se muestra desconfiado: «No tengo claro que los vecinos de nuestra urbanización lo estén haciendo como deberían». Cree, además, que los hombres de su edad «reciclan menos que las mujeres».
Nada más lejos de la realidad. En cuestión de reciclaje, destaca la igualdad de género. Tanto el 82,5% de las mujeres como el 82,2% de los hombres encuestados dice ser reciclador, según el citado informe. A esto se suma que las personas adultas de más de 55 años son las que más comprometidas se muestran: un 84,5% afirma disponer de más de un espacio para al reciclaje en sus hogares, siendo uno de ellos para los envases que se depositan en el contenedor amarillo. Le siguen muy de cerca los adultos de entre 35 y 54 años (83,9%) y los jóvenes de 25 a 34 años con un 76,4%. Entre los principales motivos por los que los entrevistados declaran separar sus residuos, el 93,3% destaca que recicla porque «lo considera importante, aunque otros no lo hagan» y el 75,4% dice «hacerlo con orgullo». Pero, entonces, ¿por qué nos mostramos tan incrédulos hacia el hecho de que la mayoría de los españoles también recicla?
Según Silvia Collado Salas, psicóloga experta en Psicología Ambiental y coautora del libro Conciencia ecológica y bienestar en la infancia, manifiesta que esta barrera posiblemente tiene una explicación «multifactorial». En primer lugar, menciona un fenómeno que las voces expertas han bautizado como «eco-ansiedad», y que se manifiesta en forma de diferentes emociones como miedo, enfado, e incluso sentimientos de indefensión e incontrolabilidad que pueden llevarnos a «creer que estamos solos en esto». En sus palabras, «es eso de creer que “nada de lo que yo haga servirá para cambiar esta situación que me sobrepasa”, siendo la situación los problemas ambientales y el cambio climático».
En este sentido, la psicóloga sostiene que «los pocos estudios que se han llevado a cabo para estudiar la eco-ansiedad no han demostrado que este sentimiento de “indefensión” desemboque en la inacción». Al contrario. La aparición de esta eco-ansiedad «significa que los mensajes de los programas de educación y concienciación ambiental, así como de los medios de comunicación, están calando». Así mismo, considera que la forma de combatir ese sentimiento de «indefensión «indefensión relacionada con la crisis climática» es, precisamente, «relativizar, calibrar nuestras expectativas, centrarnos en algo que sí podamos controlar y actuar. Reciclar, involucrarnos en campañas de limpieza de entornos naturales, iniciar acciones reivindicativas, etcétera». Esto «nos hará ser conscientes de la verdad: que efectivamente tenemos problemas serios en relación al medioambiente, pero que la parte positiva es que todos podemos poner nuestro pequeño granito de arena, y ese granito de arena cuenta».
Por otro lado, Collado Salas considera que si la mayoría de las personas recicla, pero no confía en que los demás lo hagan, es porque este hábito «ya forma parte de nuestro subconsciente». Es decir, que lo hacemos «sin pensar» o, mejor dicho, «que lo hemos interiorizado de tal manera que es un hábito tan cotidiano como bloquear el coche tras cerrar la puerta del conductor o lavarnos los dientes antes de dormir». Esto, según la psicóloga, nos puede «llevar a pensar que los demás no lo hacen, porque de alguna manera nuestra consciencia no está “activa” cuando realizamos ese acto, y esto es positivo. Significa que hemos incorporado algo que es bueno para el medio ambiente a nuestra rutina».
Finalmente, apunta hacia otras posibles explicaciones, como «creer que lo que escribe una persona en Twitter es la realidad». Y pone un ejemplo: «Si alguien publicara “reciclar no sirve para nada” podría tener mucha repercusión en esa red social, pero hay que ser muy conscientes de que, cuando nos llegan este tipo de contenidos, por lo general es, precisamente, han generado polémica en contra. Hay di versos estudios quede muestran que un tuitsecom parte más cuanto más agresivo sea, dado que las personas ‘’en contra” responderán más y con mayor fervor».
Así mismo, sostiene que la ciencia ha demostrado el poder de las llamadas neuronas espejo, que hacen que «imitemos sin darnos cuenta lo que están haciendo los demás». Estas neuronas son las que hacen que hablemos, por ejemplo, más bajo cuando todo el mundo a nuestro alrededor lo hace. «En el caso del reciclaje, también nos comportamos de un modo u otro según cómo lo estén haciendo quienes nos rodean, con lo cual es de vital importancia visibilizar que, efectivamente, la vasta mayoría de españoles sí que reciclan, e incluso incorporarlo como un tema de conversación entre nuestros familiares, amigos o compañeros de trabajo».
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