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Planeta Tierra
Los años que pasan
Planeta Tierra
La idea de convertir en una suerte de materia casi aprensible los pensamientos, resulta una idea más que atractiva. Como ejercicio de reflexión, entre azar y providencia, con la pretensión de resolver la duda permanente de lo que es o no factible.
Claro es que, con el paso de la edad, nos damos perfecta cuenta de que todo se nos hace más difícil. Muchas veces ya es imposible lo que queremos. Por ejemplo, a mí me viene al pensamiento una marcha de montaña: subir a la Bola del Mundo en la cordillera, al Norte de Madrid, para luego caminar al Ventisquero de la Condesa. Y seguir después por el cauce del río Manzanares, en andadura a la Charca Verde, la zona más abrupta de La Pedriza.
En otros tiempos, tenía ese recorrido como una auténtica medida de esfuerzo personal con amigos de infancia. Pero hoy, la mayoría de ellos, ya no están ahí: emprendieron el último viaje. Y nunca volveremos juntos al Ventisquero o a la Charca Verde, sólo me será factible en la imaginación.
Puede decirse que uno ya está en tiempo menguante, más de descanso. Y a ese respecto, recuerdo el título de una obra de Lope de Vega, «Mañana será otro día», que, por cierto, muy joven, vi representada en un lugar de Renania, Alemania. A un grupo de estudiantes alemanes, con título teutón muy eufónico: «Morgen wird ein neuer Tag».
Estoy ya en el esfuerzo postrero del día: limpio la mesa de trabajo –mi buró de siempre—, ingiero los medicamentos que marca la hora de tomarlos, y me retiro: «Morgen wird ein neuer Tag».
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