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La contra

«El objetivo es que los animales se recuperen y vuelvan a la naturaleza»

David Gutiérrez

Responsable de rescates de GREFA

David Gutierrez
David GutierrezGrefa

Casi 7.000 animales atendidos en lo que va de año en el hospital de fauna salvaje del Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona, GREFA, que acoge y recupera en sus instalaciones a todo tipo de animales para que puedan volver a la naturaleza, avalan el trabajo de esta organización, cuyas cifras y resultados la sitúan como una de las más activas, y de referencia, en Europa. A partir de esa función inicial, las acciones de la organización se diversifican y abarcan desde la docencia, -en sus instalaciones se forman veterinarios de España y del extranjero-, cría en cautividad y proyectos con especies amenazadas, investigación, educación y sensibilización ambiental, etc. Al frente del día a día de los rescates y acogida de animales en apuros está David Gutiérrez, responsable del equipo.

¿Por qué motivos pueden llegar los animales al centro?

En la mayoría de los casos es porque alguien se lo ha encontrado y ha considerado que podría estar herido o tener un problema y nos lo traen. De hecho, el 80% de los animales que ingresan a diario nos los traen particulares. El otro 20% son rescates por avisos de particulares que recibimos en el teléfono de urgencias, por atropellos, presencia en domicilios o zonas urbanas, etc.

¿Funciona a diario ese teléfono?

Sí. Como si fuera una centralita de hospital, solo que para el rescate de fauna silvestre. De hecho, la gestión telefónica es muy importante para hacer una valoración inicial de la situación. Hablamos con la persona que lo ha encontrado y nos llama, le asesoramos, le pedimos información básica, cómo y dónde lo ha encontrado, fotos, etc., para identificar la especie y su estado, y valoramos si el animal requiere atención o no. Porque también ocurre que alguien ve a un animal en el campo, le parece que pueda estar herido o en apuros y en realidad no ser así. Por eso, siempre recomendamos que nos llamen y les informamos.

¿Cómo tiene que actuar alguien que se encuentra un animal y piensa que puede estar herido?

Lo primero, no actuar impulsivamente, sino hacer un análisis de la situación. Identificar la especie y preguntarse si está en su hábitat, porque no es lo mismo que un animal esté en ‘su’ sitio, a que no lo esté y entonces sí puede ser que esté herido. Y, todo esto, hacerlo a distancia. Si nos llaman, asesoramos a esa persona y le decidimos si lo puede coger o si mejor vamos nosotros.

¿En qué situación plantea más dificultad o complicación rescatar a un animal?

En general, siempre son más difíciles los mamíferos grandes, como los corzos, los ciervos o los jabalíes, y más si están heridos. Por la logística necesaria, como un vehículo para trasladarlo o dos personas para manejarlo y porque a veces hay que dormirles. Pero, sobre todo, porque el 95% de estos animales han sido atropellados y están en la carretera. Eso suele complica más la situación. Si se trata de aves, incluso los grandes, como un buitre o una avutarda, a pesar del tamaño, es relativamente más fácil manejar al animal.

Fácil entre comillas y para ustedes, ¿no?

Bueno, sí, claro. Para nosotros es relativamente sencillo por la experiencia, en mi caso 11 años, que tenemos. Sabemos cómo manejarlo para no hacerle daño y que no nos lo haga a nosotros. Cuando se trata de un ave que no puede volar, al haber perdido esa facultad, no puede escaparse, se cansa y puede resultar más sencillo.

¿Qué precauciones hay que tomar por el bien del rescatado?

Es muy importante evitar su estrés al máximo que podamos. Hay animales que pueden llegara morirse, no por las heridas o la patología que tengan, sino por el estrés que les causa esa situación.

¿Cómo se evita ese sufrimiento?

Tapándoles la cara con un trapo o una toalla, algo que les impida la visión. Sentir que se han quedado en la oscuridad les tranquiliza muchísimo y hace más fácil el manejo.

¿Siempre es posible el rescate?

Alguna vez no. A los animales heridos a veces les gana el miedo al dolor o la dificultad para moverse. Una vez, un ciervo al que habían atropellado tenía una pata completamente destrozada. Pero, cuando llegamos, se levanto y salió corriendo y, con la pata destrozada y todo, se metió en el bosque y no pudimos alcanzarlo.

¿Se ha encariñado con alguno de sus rescatados?

Encariñado como tal, no. Tratamos de no hacerlo. Porque nuestro trabajo consiste en hacer todo lo posible para que ese animal llegue al centro cuanto antes, se recupere, salga adelante y vuelva a la naturaleza también cuanto antes. Pero sí que algún rescate da especial satisfacción.

Como cuál.

Hace muchos años, una noche en que había un tormentón tremendo, nos llamaron por un zorro atropellado. Estaba en la carretera y se complicó todo mucho. Cuando lo recogí, pensé que estaba muerto. Lo llevé al hospital lo más rápido que pude, que era lo que estaba en mi mano, para que le atendieran los veterinarios, que básicamente fue secarlo y que se le pasara el shock al pobre. Salió adelante y es de esos momentos en que te sientes muy gratificado por tu trabajo y el de tus compañeros.

¿Se siente orgulloso de alguno en especial?

Por complicado y por la colaboración ciudadana, sí. Una nutria que estaba por las calles de San Agustín de Guadalix, de noche y en vísperas de Navidad. La gente del pueblo me ayudó mucho, porque el animal iba correteando por las calles y me avisaban de dónde estaba. Solo era que buscaba refugio porque estaba despistada y no era capaz de salir. La gente no siempre es consciente de que los animales se despistan, les entra el estrés y se bloquean. Fue un rescate muy chulo y con final feliz.

Cuando les avisan por un animal que se ha metido en un jardín o algo así y van a retirarlo, llama la atención la facilidad con la que parecen actuar.

La experiencia ayuda a hacer las cosas rápido y del mejor modo posible. Siempre hay que tener precaución, por supuesto, y entiendo que pueden dar cierto respeto, pero el miedo muchas veces es más por desconocimiento. En general y por instinto, los animales siempre van a intentar huir de nosotros y por tanto no van a causar un daño grave.

Perfil

Once años de experiencia en rescatar a animales salvajes en situaciones difíciles contemplan a este técnico de laboratorio de química reconvertido. Con tan solo 28 años se hizo voluntario de la organización en la que vio que esto era lo suyo y hoy es un profesional más. Ahora, con 39, es un experto que en su trabajo diario también ayuda a los ciudadanos de a pie que marcan el número de GREFA e imparte jornadas de formación a policías locales, bomberos y agentes forestales.