
Prueba
Audi Q8 híbrido: dócil en ciudad, bestia en carretera
La variante enchufable 60 TFSie rinde 489 cv. Desde 108.000 euros

La rápida adopción que Europa quiso imponer con los coches eléctricos provocó las dudas razonables de los conductores y los propios constructores. El híbrido es el paso intermedio y en el caso de Audi tiene en su catálogo bestias tecnológicas como el Q8 60 TFSi híbrido enchufable con tracción total y una potencia de 489 cv. Una fiera difícil de domar que en ciudad puede convertirse en un coche dócil, suave y silencioso y en carretera no tener asfalto suficiente para extraer todas sus virtudes. Eso sí, en autovía también puede rodar en modo cien por cien eléctrico, aunque de forma limitada a unos 40 kilómetros, 80 si lo hacemos por la ciudad.

Este Q8 es un todocamino imponente, con una estética muy agresiva que tiene una longitud de 4,99 metros, una anchura de 1,95 y una altura de 1,69. Es muy grande, muy aparatoso (en ocasiones se echa de menos algo más de ángulo de giro), pero todo eso también tiene ventajas como son un grado de comodidad elevadísimo, unas plazas traseras muy amplias y una suspensión neumática adaptativa que hace que los viajes sean otra cosa. El Q8 pesa 2.490 kilos y eso se nota a pesar del enorme potencial que tiene su motor. El eléctrico ofrece 177 cv y el de combustión 340 para rendir de forma conjunta 489 cv. Una barbaridad que Audi ha sabido equilibrar con un automóvil esplendoroso con un componente de deportividad muy grande. Si limitas el uso del coche a la ciudad y tienes cargador en casa, puede pasarte muchas semanas sin pasar por la gasolinera.

La autonomía puede alcanzar los 70 kilómetros y su velocidad de carga es realmente buena para ser un híbrido. Si sales de casa con el 100% es más que probable que sólo uses el motor eléctrico (en autovía está limitado a 140 km/h) y firmando un consumo medio de tan solo 1,4 litros de gasolina. El coche es tracción total, tiene cambio automático de ocho relaciones y levas en el volante que convierten la conducción en otra cosa diferente. La sensación en carretera es la de ir volando sobre el asfalto y eso sí, hay que estar muy atento al velocímetro porque superar el límite legal es una broma para este modelo. Tiene varios modos de conducción como Eficiente, Confort, Dynamic, All Road, etc y otros tres modos de gestión, EV, Hybrid y Charge Cada vez que se activa alguno de estos modos se regula la suspensión y deja claras sus intenciones.
Conducción
Acelera de 0 a 100 en sólo cinco segundos y en un circuito o en una autopista alemana sin limitación podría alcanzar los 240 km/h. Es cierto que tiene una conducción un tanto especial por su enorme volumen, pero sus neumáticos de 285 anclados en llantas de 22 pulgadas hacen su trabajo, aunque en ciudad a veces resulten exageradas. En cuanto a consumo, una vez que desaparece la batería, se sitúa entre los nueve litros. El interior es una verdadera locura. El espacio para todos los pasajeros es muy grande y la capacidad del maletero es de 439 litros con formas muy aprovechables.

El cuadro de instrumentos es digital y la pantalla central está formada por otras dos para el resto de información y otra para la climatización. Además, alrededor de esta se sitúan los modos de conducción y el botón para desconectar rápidamente las ayudas a la conducción, aunque también se puede desactivar desde un botón ubicado en la piña que acciona los intermitentes. El conductor disfruta al volante durante cada segundo, pero los pasajeros sienten una comodidad muy alta, ya sea delante o detrás. Pero la tecnología y las prestaciones tienen un precio: 108.000 euros, una cifra que puede resultar elevada, pero el coche vale cada euro que cuesta.
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