
Medio Ambiente
La calidad del agua del Mar Menor es buena, pero mantiene un "equilibrio inestable"
Un estudio de la UMU refleja parámetros normales en la laguna salada, pero advierte de la “urgente necesidad” de rebajar el nivel freático

Los veraneantes y los amantes del Mar Menor pueden estar tranquilos: las aguas de la laguna salada se encuentran en un buen estado esta temporada -a pesar del incremento de las temperaturas del mar-, pero todo pende de "un equilibrio inestable", según apuntan los expertos. Este martes se ha presentado el informe dirigido por el prestigioso catedrático de Ecología de la Universidad de Murcia (UMU), Ángel Pérez Ruzafa, en el que quedan recogidos los principales indicadores que reflejan una calidad aceptable de sus aguas, tales como el nivel de salinidad, de transparencia, de oxígeno, de partículas en suspensión o de clorofila. Atrás quedan episodios que dieron la vuelta al mundo, como la denominada ‘sopa verde’, acaecida en 2016, provocada por un exceso de nutrientes en este frágil ecosistema; o los casos de ‘anoxia’, que tuvieron lugar el pasado año 2021 como consecuencia de una falta de oxígeno, lo que provocó la mortandad masiva de peces y de crustáceos. Afortunadamente, eso son páginas del pasado, que hicieron ver a las administraciones -tanto la autonómica como la estatal- de la necesidad de intervenir de inmediato para no asistir a la degradación irreversible de este entorno natural único en Europa.
Uno de los factores que más han influido en el actual estado del Mar Menor han sido las intensas lluvias del pasado mes de marzo. Pérez Ruzafa ha explicado que “las subidas del nivel freático van asociadas a eventos de precipitaciones”. Ahí es donde los expertos inciden en la necesidad de actuar en el acuífero cuaternario, las aguas subterráneas, que son las causantes de la entrada de nutrientes a la laguna salada. Esa es una de las reivindicaciones históricas del Gobierno regional al ministerio para la Transición Ecológica (Miteco), así como frenar la entrada de agua procedente de la rambla del Albujón, uno de las principales causas de desestabilización de la laguna salada. El catedrático de Ecología de la UMU ha argumentado que “estamos hablando de concentraciones por encima de 5.000 kilogramos en un día de nitratos y el fósforo”, lo que provoca, según los muestreos, manchas de “color chocolate”, que inciden directamente en la turbidez de sus aguas.
Otro de los aspectos que preocupa a los expertos son las altas temperaturas que, en palabras de Pérez Ruzafa, “están muy altas y ya llevamos una serie de 20 años, donde van subiendo progresivamente”. Una circunstancia que está directamente vinculada al cambio climático, de la que dicen los analistas que tiene mala solución, ya que “no se arregla echando hielo al mar, ¿no? Entonces, está claro que los organismos tendrán que ir adaptándose y el Mar Menor irá encontrando sus mecanismos”, ha precisado Pérez Ruzafa. Esa es una de las claves: que el propio ecosistema se autorregule, siempre y cuando se actúe sobre los elementos anteriores que causan su alteración. En cualquier caso, el investigador de la UMU no se ha mostrado del todo pesimista y ha asegurado que “las concentraciones de nitratos siguen entrando por la rambla del Albujón, pero están bajas. Y eso es lo que, de momento, puede ser una garantía de cara al verano, dentro de los riesgos”.
Retirada de biomasa
El Gobierno regional está luchando denodadamente para preservar el buen estado de salud del Mar Menor. Prueba de ello es la retirada de biomasa: solo en primer cuatrimestre de este año se han sacado más de 2.200 toneladas, frente a las 1.800 toneladas de 2024 en el mismo periodo. La biomasa es la responsable de la llamada ‘eutrofización’ de la laguna, un problema ambiental causado por la entrada de nutrientes, que favorecen el crecimiento excesivo de algas y plantas acuáticas. Pérez Ruzafa ha afirmado que “hay cosas que se están haciendo muy bien y están funcionando, como la propia retirada de biomasa. Y esto es una garantía, pero son soluciones para mantener sana la ‘herida’, para mantener el Mar Menor con integridad ecológica, para reducir las cargas, pero no son la solución del problema”.
Por su parte, el consejero de Medio Ambiente, Juan María Vázquez, ha calificado el informe de la UMU como un estudio “riguroso” y detallado”, a la vez que ha añadido que “lo que rubrica es la urgente necesidad de actuar sobre el origen del problema de la entrada en zonas concretas de altas concentraciones de nutrientes: el control del nivel freático y la gestión del acuífero cuaternario”. En este sentido, Vázquez ha anunciado que el propio Ejecutivo autonómico y el ministerio de Ciencia, a través de Centro para el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (CDTI), ya están trabajando en la creación de nuevas tecnologías que permitan reducir la entrada de nutrientes, entendidos como sinónimos de contaminantes, a través de la rambla del Albujón. Para ello, Vázquez ha reclamado la ayuda de diferentes de actores, como la Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), que es la competente para actuar en esta zona: por donde ‘supura’ esa ‘herida’ histórica del Mar Menor.
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