Opinión

20 de febrero, día para pedir por el final de la guerra

Hacemos un breve paréntesis temporal –de tan solo 24 horas–, en el relato y análisis de la debacle política experimentada por la «muy progresista pareja» de Sánchez y Yolanda

Hacemos un breve paréntesis temporal –de tan solo 24 horas–, en el relato y análisis de la debacle política experimentada por la «muy progresista pareja» de Sánchez y Yolanda (sobre la que por supuesto habrá que volver), para introducirnos en el recuerdo y homenaje a otra pareja muy «distinta y distante» de la suya. Una parejita sencilla y humilde que hoy el calendario litúrgico conmemora conjuntamente: la de los dos niños Francisco y Jacinta Martos, hermanitos de 9 y 7 años que en 1917 vieron a la Virgen en Fátima, entre el 13 de mayo y el 13 octubre de aquel año junto a su prima Lucía de 10. Fueron beatificados en Fátima el 13 de mayo en el marco del gran Jubileo del año 2000, por san Juan Pablo II, y canonizados en esa misma fecha de 2017 en el centenario del comienzo de las apariciones y también allí, por el Papa Francisco.

Son una gran y única excepción en la praxis de la Iglesia, por tratarse de dos niños que fallecieron poco después en 1919 y 1920 respectivamente, no siendo mártires y que obviamente no fueron canonizados por haber recibido el inmenso honor de ser elegidos junto a su prima Lucía para ser testigos de aquella Celestial Embajadora y encargarles una misión de gran importancia para la humanidad.

El día de la partida al Cielo de Jacinta le fue previamente anunciado por «la Blanca Señora», y fue tal día como hoy 20 de febrero, (de1920), fecha establecida para el recuerdo de los dos hermanos en el calendario litúrgico de la Iglesia. Aquel día fallecerá solita como ya sabía en un hospital de Lisboa y vino precedido de muchos padecimientos que libremente había decidido aceptar, –al igual que su hermano Francisco–, para conseguir la «conversión de los pecadores» y para que aquella guerra que estaba sucediendo «acabara pronto». Se trataba de la guerra de 1914, la Primera Guerra Mundial y que «acabó pronto» en efecto: sería con la capitulación de Alemania en noviembre del año siguiente 1918. Esa fecha es la que hoy conmemoramos, pidiendo su poderosa intercesión ante Ella, para que la guerra de Rusia y Ucrania acabe pronto, al igual que la de Israel y Hamás en Gaza.

Podemos observar cómo se cumple con estos niños lo recogido en el Evangelio cuando Jesucristo afirma: «Yo te alabo Padre, Señor del Cielo y de la Tierra, porque has revelado estas cosas a los pequeños y sencillos, y se las has ocultado a la gente importante. Sí, Padre, así te ha parecido mejor».