Opinión

España

Muchos pensamos que es una pena que el emocionante y solemne himno de España carezca de una letra sentida que nos identifique y erice aún más la piel a todos. Una letra que podamos hacer nuestra y que unifique y represente a todos los españoles.

Eso es lo que sintió una aplastante mayoría de nuestro querido país con la que Marta Sánchez escribió, sintió e interpretó la semana pasada con tal pasión que puso en pie a todo el teatro de la Zarzuela de Madrid.

Despertó un impetuoso entusiasmo en una audiencia que rompió en aplausos en cuanto detectó que la banda sonora de una letra que ponía los pelos de punta era, ni más ni menos, que el himno nacional de España. Ese que el Rey Carlos III declaró Marcha de Honor en 1770 y que tuvo tal popularidad que, a pesar de los muchos intentos, sigue sin letra más de dos siglos después.

Que una artista española tan internacional como Marta Sánchez se atreva a poner letra y un sentimiento común sin etiquetas ni banderas políticas, sólo con el valor y el poder de las emociones más sinceras y profundas, y que cale de la forma en que lo ha hecho, da mucho que pensar.

Los pocos detractores que han querido romper la magia que nos une en gratitud hacia nuestro privilegiado país son prácticamente insignificantes.

Quizás ayude el momento que vivimos en que la reivindicación de nuestro himno, de nuestra bandera, de nuestro país, supera todas las diferencias que puedan existir. Como la cantante afirma, esta letra surge de la añoranza, de hacer un homenaje al precioso país en que vivimos: «El país más bonito del mundo. Como se vive en España no se vive ningún sitio. Me voy a tumba tranquila si consigo contagiar este cariño a todos los que viven en España, porque se echa mucho de menos cuando te toca ir con la maleta de un lado para otro».

Pues ojalá que su deseo se cumpla y sintamos el privilegio de ser españoles.