Opinión

El tobogán y la ola

Las encuestas siguen reflejando el descenso del PP en la escala de afectos de los votantes que cada vez sonríen con más desparpajo a su rival más directo, o sea a Ciudadanos. Unos y otros, los que se deslizan por el tobogán y los que se elevan sobre la ola, restan importancia a lo que ya se define de carril como "la foto fija de un momento determinado" que evidentemente experimentará muchos cambios (o no) hasta que tengamos que pasar por la urnas. Ambos se curan en salud insistiendo en que una cosa es la que se dice y otra la que se vota, y tienen razón. Precisamente por eso los populares deberían preocuparse y mucho, porque lo que no parecen tener en cuenta es que en los sondeos lo que la gente traslada no es tanto lo que va a votar como su deseo de lo que quieren que pase. En época electoral hay factores que influyen en la papeleta que se elige, entre ellos el del voto útil que no deja de ser un canto a la resignación frente a un "enemigo" con posibles. Los españoles somos muy de votar a la contra en las urnas y a favor en las encuestas, y en este momento lo que parece evidente es que el naranja ha desbancado al azul en la escala de simpatías del respetable. CristÓbal Montoro gusta decir que él no está en el gobierno para hacer amigos, y es muy posible que Rajoy opine lo mismo. Lo que reflejan las encuestas es que en ese sentido el PP puede presumir de estar consiguiendo un éxito notable. Otra cosa será lo que pase el día en que el voto útil cambie de color, y

a tenor de los bastos que pintan para la izquierda, aquí y en el resto de Europa, quizá estemos en vísperas de ver cómo las encuestas también ganan en las urnas