Opinión
Podemos miente con las pensiones
El sistema público de pensiones español está inmerso en una crisis gigantesca: a día de hoy, los ingresos anuales de la Seguridad Social son 18.000 millones de euros inferiores a sus gastos anuales; y sin nuevos recortes en las prestaciones, ese agujero anual se elevará en una media de 5,3 puntos del PIB; a saber, el equivalente a unos 55.000 millones de euros actuales.
Justamente para revertir ese enorme e insostenible agujero, PSOE y PP aprobaron dos reformas del sistema de pensiones cuyo despliegue todavía no se ha completado: la extensión de la edad de jubilación a los 67 años no se producirá hasta 2027; el factor de equidad intergeneracional no entrará en funcionamiento hasta 2019; el efecto dilutivo de la inflación sobre unas pensiones desindexadas opera acumulativamente año tras año, etc. O dicho de otra manera, en el futuro las pensiones sí van a reducirse y lo van a hacer porque el sistema, asentado sobre un timo piramidal, no aguanta.
Sucede, claro, que esta situación de recortes generalizados constituye el clima ideal para que los populistas de todo signo político hagan su agosto, prometiéndoles a los casi nueve millones de pensionistas subidas ininterrumpidas de sus ingresos.
Por supuesto, los populistas ni pueden ni quieren cumplir con tales promesas: lo único que necesitan es engañar momentáneamente a los votantes para así alcanzar el poder.
Tomemos el caso paradigmático de Podemos.
En el debate parlamentario del miércoles sobre el sistema de pensiones, Pablo Iglesias defendió la necesidad de eliminar las dos últimas reformas de las pensiones (lo que supondría aumentar el gasto anual en el equivalente a 55.000 millones de euros actuales) y, para sufragar semejante ocurrencia, propuso cuatro medidas dirigidas a incrementar los ingresos: primero, destopar las cotizaciones sociales (con lo que el propio Podemos espera recaudar una suma equivalente al 0,7% del PIB); segundo, eliminar las bonificaciones a la contratación (recaudación esperada del 0,3% del PIB); tercero, incrementar el salario mínimo y restringir la contratación temporal para así aumentar las bases de cotización (ingresos estimados en el 0,7% del PIB); y cuarto, una subida generalizada de los impuestos (recaudación del 0,8% del PIB). Expresado con otras palabras: en un contexto en el que el déficit de la Seguridad Social ya alcanza el 1,7% del PIB, Podemos quiere aumentar el gasto en pensiones en una media de 5,3 puntos del PIB al año, generando con todo ello un agujero en la Seguridad Social de 6 puntos del PIB. Y para cubrir semejante boquete, la formación morada propone medidas que, de acuerdo con sus (muy infladas) estimaciones, apenas proporcionarían una recaudación extra de 2,5 puntos del PIB.
Todo ello –hay que remarcar– suponiendo que ese incremento de cotizaciones sociales, de impuestos y de salarios mínimos no contribuya a incrementar el desempleo (cosa que, evidentemente, sí haría, lo que le restaría potencia recaudatoria a tal paquete fiscal).
En definitiva, la formación de Pablo Iglesias se rasga las vestiduras contra las dos últimas reformas del sistema de pensiones, pero no son capaces de proponer ninguna alternativa verosímil que no conduzca, en última instancia, a la bancarrota de la Seguridad Social. Sólo buscan cazar el voto de los pensionistas.
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