Opinión

El pozo sin fondo del fraude fiscal

El populismo de izquierdas suele propugnar fuertes incrementos del gasto público. Lo estamos comprobando durante los últimos días a propósito de las pensiones: con tal de capitalizar electoralmente el voto de los pensionistas, Podemos está prometiendo medidas que, sólo en materia de Seguridad Social, implican un aumento anual de los desembolsos estatales de cerca de 60.000 millones de euros. ¿Cómo financiar semejante sobregasto? Una contestación tremendamente extendida a este respecto es que hay que combatir el fraude fiscal, especialmente el concentrado en la economía sumergida: a la postre, y de acuerdo con distintos indicadores, el tamaño de las actividades económicas no declaradas asciende en España a los 200.000 millones; sin embargo, y en paralelo, la recaudación anual por lucha contra el fraude fiscal apenas totalizó 14.792 millones de euros en 2017. ¿Acaso no subsiste un enorme margen para aumentar la recaudación luchando más incisivamente contra el fraude? ¿Acaso incrementando la recaudación en esas gigantescas sumas no podrían financiarse muchos de los programas de gasto público que impulsan formaciones políticas como Podemos? No tan rápido: primero, no toda la economía sumergida es «emergible»; segundo, no toda la economía sumergida emergible puede transformarse en recaudación tributaria.

Qué se puede aflorar

Comencemos por el primer error. Cuando hablamos de economía sumergida nos estamos refiriendo a tres clases de actividades: actividades ilegales (tráfico de drogas, armas o personas); actividades legales que, si tuvieran que someterse a la misma maraña de regulaciones e impuestos que la economía formal, dejarían de realizarse; y actividades legales que, aun cuando padecieran la misma carga regulatoria y fiscal que el resto de la economía, seguirían realizándose. Como es obvio, sólo esta tercera categoría constituye lo que podríamos denominar «economía informal emergible», esto es, aquellas actividades no declaradas que, a través de la correspondiente inspección estatal, son susceptibles de seguir ejerciéndose en la economía formal. ¿A cuánto asciende la economía informal emergible? De acuerdo con el mayor experto mundial en esta materia, el economista Friedrich Schneider, a unos 40.000-50.000 millones de euros, a saber, a menos de una cuarta parte de toda la economía informal. Vayamos ahora con el segundo error. Que fuera posible emerger un PIB adicional de 40.000-50.000 millones de euros con las correspondientes inspecciones estatales, ¿significa que podríamos incrementar la recaudación del erario español en esos mismos importes? No, dado que Hacienda no establece impuestos del 100% sobre el valor generado por una actividad económica. Los tipos impositivos medios suelen oscilar entre el 35%-40% del valor económico generado. ¿Y cuánto es el 35-40% de 50.000 millones de euros? Pues entre 17.500 y 20.000 millones de euros. En la actualidad, y como ya hemos indicado, el Fisco español ya recauda casi 15.000 millones de euros anuales en su lucha contra el fraude fiscal. Por tanto, aun cuando quizá exista cierto margen para aumentar la recaudación en esta rúbrica (en unos 2.500-5.000 millones de euros anuales), no existe ni mucho menos para hacerlo en las infladísimas cifras que sugiere el populismo de izquierdas para así esconder la insostenibilidad de sus promesas económicas.