Opinión

¿Por qué se enriqueció Occidente?

Este pasado viernes, la profesora de historia económica Deirdre McCloskey ofreció una charla en la sede del Instituto Juan de Mariana donde reflexionó sobre las causas del enorme enriquecimiento de Occidente durante los últimos 200 años. El fenómeno, completamente excepcional en la historia de la humanidad, acaso pase desapercibido para muchas personas, pero debería constituir uno de los principales objetos de reflexión de cualquier historiador, economista y, en general, intelectual que se precie. En concreto, ¿por qué los españoles, franceses, ingleses, holandeses, alemanes o estadounidenses, que durante dos milenios apenas habían subsistido con una renta per cápita estancada en unos tres dólares diarios, pasaron de repente a disfrutar de una renta per cápita de entre 90 y 150 dólares diarios en el «breve» lapso de dos siglos? A este respecto, la profesora McCloskey recordó que han sido dos las explicaciones predominantes hasta el momento. La primera es la de la izquierda de raigambre marxista, a saber, que Occidente es rico porque ha explotado colonialmente al resto del mundo. El error de esta explicación debería ser evidente: desde 1820, el PIB mundial (en términos reales) se ha multiplicado por 75 (y la renta per cápita mundial, por 12), de modo que no se trata de que unos ganen a costa de otros, sino de que todo el planeta (pero especialmente Occidente) se ha vuelto mucho más rico. La segunda teoría predominante es la que arranca con Adam Smith, esto es, que Occidente se ha enriquecido porque, durante décadas, ha ahorrado y acumulado capital muy intensamente: somos más ricos porque disponemos de mucha más maquinaria e infraestructuras para auxiliarnos en la fabricación de bienes y servicios. Esta segunda hipótesis, a diferencia de la impulsada por la izquierda marxistoide, sí contiene una importante dosis de verdad –la acumulación de capital es una condición necesaria para el desarrollo, aunque no suficiente–, pero no nos proporciona una visión completa de lo acontecido a lo largo de los últimos 200 años. A la postre, otros países intentaron históricamente desarrollarse por la vía de invertir aceleradamente en maquinaria –por ejemplo, la URSS stalinista– mas en última instancia terminaron colapsando. ¿Cuál ha sido, pues, la causa fundamental del explosivo desarrollo de Occidente durante los últimos dos siglos? De acuerdo con la profesora McCloskey, la extensión social del liberalismo, es decir, la extensión social de la idea de que todos los individuos poseemos un mismo derecho a la libertad individual y de que, además, el comercio y la innovación empresarial no son actividades que embrutecen al ser humano, sino que lo dignifican. Gracias al cambio de mentalidad promovido por el liberalismo, todos los ciudadanos de Occidente adquirieron no sólo el derecho, sino también el incentivo social a dedicar su ingenio y su creatividad a innovar emprendiendo. Es la innovación, no ya sólo científica sino también económica, lo que explica el brutal incremento secular de la productividad en Occidente y, por tanto, la mejora ininterrumpida en nuestra calidad de vida. El liberalismo no sólo nos liberó sino que también nos enriqueció.