Opinión

La puntilla a Puigdemont

Carles Puigdemont no gana para disgustos. El pasado febrero la encuesta del CEO –Centro de Estudios de Opinión– le dio un revolcón. En caso de nuevas elecciones Ciudadanos volvería a ganar empatando con ERC. Junts per Catalunya se tenía que conformar con la medalla de bronce. LA RAZÓN no mejoró sus expectativas. Ciudadanos volvía a ganar y ERC se quedaba en segunda posición. Volvió a tener un disgusto. Y ayer el CIS, no hay dos sin tres, le propinó de nuevo un baño de realidad.

En su retiro dorado de Berlín, Puigdemont se siente seguro. Sus holligans le idolatran. TV3 y Catalunya Ràdio le hacen los coros de propaganda. Gestiona los tiempos, secuestra a los catalanes, impide que se levante el artículo 155 de la Constitución Española, y decidirá si quiere o no que se repitan las elecciones. Mientras los presos, el PDeCAT, ERC, Òmnium Cultural, los sindicatos y los empresarios le piden que deje de enredar. En palabras de un preso de Estremera «dile a Puigdemont que deje de hacer tonterías». Con este escenario, llegó el CIS. Para colmo, la mayor encuesta cualitativa pone en duda que Puigdemont sea el líder que dibujan los estómagos agradecidos que pululan en la parrilla de los medios de comunicación públicos.

Se le tuvo que atragantar el almuerzo cuando leyó que el apoyo a la independencia vuelve a caer. Esta vez más de siete puntos, quedando el independentismo reducido a un 36,4 por ciento, quizás porque a pesar de sus soflamas y promesas ni un solo Estado reconoció a la República Catalana, la UE le dio la espalda de forma ostentosa y su huida vergonzosa, vestida de valor patrio, no ha colado. Como dice el refranero, a otro perro con ese hueso.

Frunció el ceño cuando comprobó que Oriol Junqueras es el líder más valorado y, por ende, el único que aprueba. Su ego se redujo a la mínima expresión. Por si todo esto fuera poco, la encuesta pone negro sobre blanco que los catalanes piensan que ERC está mejor preparada para gobernar que la variopinta y multicolor lista de los de JxC. Vamos, que la mayoría piensa que ERC es un partido con arraigo, no como JxC. Lo peor de todo, para Puigdemont, es que la percepción sobre ERC arrasa en todos los temas y Ciudadanos le pisa los talones.

Las 38 páginas de la encuesta del CIS le llegaron cargadas con un sinfín de malas noticias. Puigdemont pudo leer en primera persona que la gestión de su gobierno quedaba hecha jirones. El 38,8% la valora como pésima y el 32,3% como regular. Estaba Puigdemont a punto de dejar de leer, pero reparó en un último disgusto. El recuerdo de voto, la fidelidad de los ciudadanos, también lo pone contra las cuerdas. ERC y Ciudadanos le vuelven a pasar la mano por la cara.

!Esto se ha acabado!, puede decirnos Carles Puigdemont tras leer el CIS emulando aquel mensaje que envió a su compañero de fatigas, auto proclamado exiliado como él que se llama Toni Comín, de penoso recuerdo en la sanidad catalana. Se ha acabado porque su realidad es una entelequia por mucho que siga mareando la perdiz alejado de la realidad que poco, o nada, tiene que ver con la Arcadia feliz que le venden sus acólitos y, mucho menos, con la que contempla desde su pedestal con pies de barro. Se ha acabado, señor Puigdemont. Deje de bloquear la solución que le piden los catalanes, en su argot «el pueblo catalán», y deje formar un gobierno estable y, sobre todo, efectivo. Usted ya está en la papelera de la historia, pero todavía no lo sabe. Para eso se requiere inteligencia y vergüenza torera.

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