Opinión
El agujero negro
Dicen que el tripartito de Maragall o Montilla, por las fuertes emociones que vivía, fue todo un Dragon Khan en referencia a la tremenda atracción instalada en Port Aventura que ponía los pelos de punta a quién osaba montarse en la misma. En comparación con lo que está pasando ahora en Cataluña, el tripartito, ese Dragon Khan, se asemeja más a un tiovivo infantil. Ahora sí se que viven emociones. Si alguien esperaba que tras la designación de Quim Torra como «candidato provisional» a la «presidencia interior» de Cataluña, se volviera a una normalidad política, ha quedado totalmente decepcionado. En sólo 24 horas, las emociones han estado a flor de piel. Puigdemont sorprendió anunciando la candidatura de Torra. A los de ERC no les había dicho ni palabra, a las dirigentes del PDeCAT las pilló en el avión camino de Berlín. Decían que iban a conocer de primera mano la decisión de Puigdemont. Lo cierto es que Puigdemont les pasó la mano por la cara y, de hecho, con su gesto les comunicó que «el PDeCAT es mío». Más pronto que tarde lo sabrán. Conocimos los tuits racistas y xenófobos del candidato «no legítimo» que Puigdemont le ha prohibido ocupar su despacho. Propagó a diestro y siniestro que cumplirá con la voluntad del 1-O y que iniciará un proceso constituyente –o sea que se saltará la ley– porque «Cataluña vive una crisis humanitaria». Sólo con esto, sabemos que la realidad virtual de Puigdemont ya tiene su reencarnación en Cataluña, en el interior.
Para juntar más ingredientes, la CUP se ha dado su dosis de protagonismo. Llevamos semanas sin hacerles ni «puñetero caso». Todo el mundo ha dado por hecho que los independentistas radicales, antisistema, niñeras de los CDR, anticapitalistas se iban a abstener. Pues mal hecho. La CUP ha vuelto a sacar pecho y ha reunido a su Consejo Político. Tres agrupaciones quieren repensar el voto. De la abstención al NO. O sea, que quieren enviar a Torra a la papelera de la historia antes que escriba su primera página. Dicen que no tiene el perfil de izquierdas necesario, como si en JxC hubiera alguien de izquierdas. La incógnita está servida.Tanto que Torra se ha rasgado las vestiduras y ha desempolvado su habitual labia de encendido patriotismo para agradar a los cupaires. No vaya a ser que los que quieren reventar el sistema se den cuenta en su Consejo Político que Torra, Puigdemont, Artadi, y sus acólitos, son la reencarnación misma del sistema. De paso, ellos mismos también podrían caer en la cuenta. Estamos de nuevo en el agujero negro.
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