Opinión

Se equivocan

La decisión de Estados Unidos de romper el acuerdo con Irán en materia nuclear es una equivocación y tan sólo satisface los intereses de Israel y Arabia Saudí. Éste no es el camino para garantizar la paz y aún menos cuando se decide, casi al mismo tiempo, hacer efectiva la implantación de la Embajada de Estados Unidos en Jerusalén. Lo peor es que todo esto tendrá consecuencias negativas para la comunidad internacional y, más pronto que tarde, tendremos que enfrentarnos infortunadamente a dificultades en la convivencia mundial. Lo decisivo no es que se trate de una posición errónea sino que, en realidad, no responde a los criterios de la lógica internacional.

Todos los organismos internacionales aseguran que Irán venía cumpliendo con sus obligaciones en virtud del acuerdo de 2015 y nada permite pensar que no se sometiera, llegado el caso, a los procesos de control y verificación internacionales que se estableciesen. Se había alejado la posibilidad de que el estado persa contase con armamento nuclear y, con ello, no se iba más allá en la constante escalada que representan los conflictos en Oriente Próximo. Ahora, las cosas no serán como antes. China y Rusia observan en la distancia y esperan que llegue el día en el que la alocada política exterior de EE UU derrumbe la posición de los norteamericanos en la comunidad internacional. Mientras tanto, ellos van ganando posiciones en Oriente Próximo y en el resto de los lugares del planeta. La Administración Trump se equivoca y esto tiene consecuencias, se quiera o no, en las relaciones internacionales. Por ello Europa debe comenzar una profunda reflexión y determinar quiénes deben ser sus aliados en un futuro próximo. Pero, sobre todo, a la UE no le queda más remedio que fortalecer su política exterior y su acción en materia de seguridad y defensa. Corren malos tiempos para Europa que siente, por un lado, la intensa y fría mirada de Rusia que espera que se debilite y que, por otro lado, observa con estupor cómo su principal aliado, EE UU, entra sin contemplaciones en todas las trampas que le ponen otros actores de las relaciones internacionales.