Opinión

Perdonen la indignación

El ser mas necio del planeta ya sabe que las mujeres siguen estando injustamente tratadas. De manera brutal y evidente; o enmascarada y sutil, según en que lugares del mundo. Pero siempre injustamente tratadas. Y este hecho es tan hondamente indigno que todavía no se comprende cómo persistimos en ello sin morirnos de vergüenza. No se entiende que a fecha de hoy, haya jueces que se permitan liberar a un grupo de individuos que han cometido todo tipo de tropelías contra una muchacha indefensa. Estos jueces se han saltado a la torera la regla de oro: que a un condenado se le mantiene en prisión hasta la mitad de la condena. Y es que las leyes se interpretan, y si esa interpretación viene de alguien esencialmente machista estamos perdidas. Estamos perdidos. Porque compañeros, por muy diferentes que seamos, que lo somos; por mucha mala educación que nos hayan metido en la cabecita; por mucha madre castradora que hayamos tenido; por mucha esposa que nos haya quitado la corona de rey de la selva. Incluso, por mucha cultura patriarcal que tengamos en el tuétano de nuestro ser, vosotros ya no podéis ir por la vida negando la realidad.

Y la realidad es que no existe un ápice de superioridad de los hombres hacia las mujeres. Y que nosotras no vamos a permitir que se nos siga acosando, maltratando, humillando, mal pagando, violando o matando. Ya no, amigos. Las mujeres estamos por primera vez unidas en un objetivo común y transcendental: acabar con este escarnio y construir un mundo diferente. Un mundo con valores matriarcales: creación, afecto, cuidado, benevolencia, colaboración... Un mundo donde no quepan los violentos. Ni solos ni en manada.