Opinión

Trastornos

Me asombro de que el mundo siga funcionando a pesar de todo. No funciona bien, de acuerdo, pero si tenemos en cuenta la cantidad de trastornos mentales que poseemos los humanos, es casi milagroso que la vida continúe. Siempre me ha gustado la psicología, seguramente por mi propia neurosis. Desde que era adolescente el estudio de las conductas, tanto humanas como sociales, ha sido mi pasión. Soy capaz de empatizar hasta con un mosquito tigre. Observo, leo, alucino.

Alucino, por ejemplo, de que alguien vaya a robar a una casa y tire por la ventana a los tres perros chiquititos que andaban por ahí. Alucino de que la gente compre animales y los abandone cuando tienen que irse de vacaciones. Alucino, y estoy segura de que si alguien no es capaz de sentir ternura por los bebés o sus animalitos caseros no puede sentirla por nadie. Es decir, es un psicópata con todas las letras. Hay muchos psicópatas; en los lugares de poder se acumulan. Pero hay otros tantísimos trastornos entre nosotros. Claro que si tenemos en cuenta el porcentaje de abusos sexuales, malos tratos o acoso a los niños, qué podemos esperar.

Una criatura violentada en la infancia es un adulto violento en potencia. En una familia en la que los hijos viven sin calma o con falta de afecto se está gestando una patología. Heridos nacemos y nos siguen hiriendo, y herimos, mientras los poderes se dedican a hacer política corrupta. Heridos vamos por las calles, mientras los poderes pactan como aumentar mercados y dominios. Heridos subsistimos, mientras casi nadie acepta verse por dentro. Y, sin embargo, uno a uno podemos hacerlo. Ese es el único camino contra la locura.