Opinión

Muy enmarañado

Por mentiroso, por falso y por copión, el doctor Sánchez tiene su futuro un tanto enmarañado. La Universidad CJC ha lamentado su implicación en un asunto que «daña gravemente su prestigio». Y no han sido los medios de comunicación liberales ajenos al socialismo los más duros con el doctor. Es cierto que ABC y OKDiario levantaron la tapa de la olla podrida. Nuestro director, Francisco Marhuenda ha tenido cuajo y firmeza criticando la impostura en esas tertulias en las que sólo él – y en ocasiones con Eduardo Inda-, discute con los pesebristas de turno. Cada día que pasa, las pruebas son más concluyentes y vergonzosas para el doctor, que permanece en La Moncloa gracias a Podemos, el PNV, los bilduetarras y los separatistas nazis de Cataluña. Y donde menos se espera, salta la liebre, como en el terceto de Carulla que principia su «Nuevo Testamento en Versos»: «Nuestro Señor Jesucristo/ nació en un pesebre./ Donde menos se espera/ ¡salta la liebre!».

La liebre que ha enmarañado aún más el porvenir del doctor ha saltado desde un libro de un periodista, no afín, sino entusiasta seguidor y defensor del doctor. La maraña de Jesús Maraña, que en el caso que nos ocupa puede ser de gran utilidad para España. Alfonso Rojo lo desvela en su diario digital, y no deja espacio a la duda. Jesús Maraña, en 2017, publica un libro titulado «Al Fondo a la Izquierda», y en su página 50 escribe: «Quedarse en 2011 por segunda vez fuera del Parlamento supone un duro golpe a la autoestima de Pedro Sánchez, que acude al despacho de Miguel Sebastián en la Facultad de Económicas de la Universidad Complutense. Se muestra desolado, pero a la vez decidido a aprovechar el tiempo disponible para engordar su currículum (sic). Quiere ser doctor en Económicas, pero entrar en la Complutense no es fácil, por las exigencias académicas que se precisan.

Recurre entonces a los contactos que le han proporcionado sus años en el Ayuntamiento y en Ferraz, y consigue que Rafael Cortés Elvira, por entonces Rector de la privada Universidad Camilo José Cela de Madrid, le facilite un doctorado y una plaza como profesor asociado de Estructura Económica e Historia del Pensamiento Económico. Cortés Elvira, militante socialista desde 1974, ocupó algunos cargos en la Comunidad de Madrid presidida por Joaquín Leguina, fue director general de Deportes y luego secretario de Estado para el deporte, coincidiendo con las Olimpiadas (sic) de Barcelona.

Pedro Sánchez pide ayuda y consejo para elaborar su tesis a Miguel Sebastián y a Carlos Ocaña, exdirector de Gabinete de Sebastián como ministro de Industria, conocido entre los amigos como «Cocana». Éste último le remite gran parte de la documentación que contiene la tesis doctoral de Sánchez, titulada “Innovaciones de la diplomacia económica española; análisis del sector público (2000-2012)”.

Tiene cresta, plumas, cacarea y pone huevos: La Gallina. La página 50 del libro de Jesús Maraña resulta demoledora para el honor y la palabra del doctor de la impostura. Y viene de un partidario, de un periodista que ha hecho de su ideología radical de izquierdas un muro de lealtades.

Recuerdo a mi gran amigo, el viejo Camilo, que se sentía tan orgulloso como identificado con la Universidad que llevaba su glorioso nombre literario. De vivir en la actualidad, ya hubiera exigido el cambio de nombre de la institución académica. No han sido Marhuenda, ni Inda, ni Rodríguez Braun, ni Chicote, ni Camacho, ni Herrera, ni Ventoso, ni Burgos ni Jiménez Losantos, ni Espada, ni Sostres, ni el arriba firmante, los autores de esta tremenda revelación. Ha sido Jesús Maraña, uno de los suyos, que ha enmarañado aún más el futuro del doctor, al tiempo que quizá, involuntariamente, ha desenmarañado el inmediato futuro de España que no tiene otra salida que la dimisión inmediata del impostor y la convocatoria de elecciones.

Vaya si saltó la liebre.

A.USSÍA

PD. Si el libro se hubiera escrito en latín, «currículum» es lo correcto. En español o castellano, lo ajustado es «curriculo». No hubo «olimpiadas» en Barcelona. No se celebraron «olimpiadas» en plural. Sí unos extraordinarios Juegos Olímpicos. La Olimpiada no es otra cosa que el tiempo que transcurre, cuatro años, entre unos Juegos Olímpicos y los siguientes.