Opinión

«Best seller»

El doctor que plagia -la nueva víctima es el señor Bonet, presidente de Freixenet-, merece un homenaje de Amazon, que ha vendido diez ejemplares de su obra fundamental «La Nueva Diplomacia de la Economía Española». He escrito diez, no diez mil. Para que lo entienda la señorita Lastra: 10, no 10.000. La señorita Lastra ha manifestado que no entrecomillar 500 palabras de otro autor no es plagiar. Se trata de una señorita cultivada. Escribió Saki que siempre que le hablaban de una persona cultivada se la figuraba con zanahorias, pepinos y puerros emergiendo de sus orejas.

Vender 10 libros está al alcance de muy pocos escritores. Claro, que el título no es atrayente. Trata de la diplomacia en la economía española, e inserta sin entrecomillar una parte sustanciosa de la conferencia de un diplomático español, don Manuel Cacho, actual embajador de España en Australia. No lo han destinado más lejos porque al ser la tierra redonda, unos kilómetros más y el embajador estaría de vuelta. César González Ruano, gran escritor, fue contratado para pronunciar una conferencia en Guadalajara. El alcalde alquiló el mayor auditorio de la capital alcarreña y sumó al alquiler doscientas sillas supletorias. Acudieron siete personas, de las cuales tres eran familiares del conferenciante. Y Ruano le susurró al alcalde: -Señor alcalde, hay que reconocer que mi presencia en Guadalajara ha despertado un entusiasmo muy descriptible-. Como el libro del doctor, que es un plagio de otro plagio, y no va a figurar entre los libros más vendidos de los últimos años.

De disponer el doctor Sánchez de un equipo de colaboradores con mayor conocimiento del mundo editorial y de la picaresca de los autores, le habrían informado de la existencia y trucos del poeta Manuel Ángel Marrodán, muy famoso en Correos en los decenios de los cincuenta y sesenta del pasado siglo. Marrodán era un poeta torrencial, y escribía poemarios con el mismo esfuerzo que un atún se traga a una anchoa. Pero la poesía no es fácil de vender y sus libros no merecían el respeto de los libreros. Para evitar disgustos, Marrodán, que tenía muchos y leales amigos, les enviaba por correo sus novedades con cariñosas dedicatorias y contra reembolso. Creo que fue Juan Pérez Creus, un gran epigramista satírico, el que inmortalizó el pasmo del cartero: «¡Carajo! Dijo el cartero./ Tres libros de Marrodán/ y estamos a dos de enero».

Para el próximo plagio editado, le recomiendo al doctor Sánchez que actúe como Marrodán. Ejemplares dedicados y contra reembolso, y si es posible, con títulos más sugerentes. Porque diez libros es poca cosa en el negocio editorial. Me apuesto y comprometo a asistir a una sesión de cine donde se proyecte una película con Bardem o Penélope Cruz, a que la señora del doctor, de escribir un libro con el título «El Pádel Tenis en Somalia», vendería muchísimos más ejemplares que su marido con la diplomacia y la economía. Le brindo la idea al Instituto de Empresa, con prólogo de Federico Mayor Zaragoza, epílogo de Alberto Garzón y comentarios marginales de Rita Maestre, que de pádel sabe muchísimo.

Para colmo de desgracias, la fiscalía del Tribunal Supremo ha solicitado el archivo de la querella contra Pablo Casado, al tiempo que le arrea un pellizco, por incompetente, vaga y sectaria, a la señora juez que instruyó la causa. Situación nada parecida a la del doctor, que tendrá que explicar en el Senado la estafa de su tesis doctoral y su nula afición a los entrecomillados, tan decentes para reconocer la autoría de las ideas del prójimo pensante.

No obstante, y con empuje solidario de autor con otro autor, me comprometo a solicitar a Amazón que me envíe contra reembolso el undécimo ejemplar vendido del libro del doctor, siempre que lo haga con la firma de sus doscientos autores, incluidos el presidente de Freixenet, el embajador en Australia, y el zurupeto de Sebastián.

Guardaré como oro en paño en mi nutrida biblioteca tan arrollador «best seller».