Opinión

Hartas

Estamos hartas, señores políticos, señores de todos los poderes. Estamos desamparadas. Nos siguen matando. Matan a nuestros hijos. A pequeñitos que han tenido la horrible desgracia de nacer en una sociedad que no da valor suficiente a la vida de las mujeres y de los niños. Ellas, madres maltratadas, saben que ese sociópata va a hacer todo lo posible para controlarlas cuando decidan alejarse de él, que la mejor manera de aterrorizarla es tratando mal a sus hijos y haciéndoselo saber, incluso a través de los inocentes relatos que las criaturas les cuentan sobre la convivencia con su padre. Los hijos harán saber a la madre, por ejemplo, que el padre les castiga sin sentido, o ella verá que vuelven a su casa sucios, o tendrá que soportar que los críos lloren porque no quieren irse con él. Otros, y esto es aún peor, callan amedrentados. Pero si la madre denuncia, que se prepare.

¿Por qué creen que muchas mujeres no lo hacen? Esos canallas pergeñarán cualquier cosa para vengarse de la mujer que los delató. Harán todo lo que tengan a mano para destruirla. Y qué mejor que dañar lo que más quieren. ¿Cómo le pueden dar una custodia compartida a un violento? ¿Cómo pueden ordenar los jueces que, incluso madres lactantes, tengan que desproteger a sus críos para dejarlos con un padre maltratador? Una pobre madre de hijos asesinados afirmaba algo así en una entrevista: «cuando asesinan a políticos, militares o gente importante, lo llaman terrorismo, los gobernantes lo consideran una cuestión de Estado y ponen todos los recursos a su alcance. Cuando es violencia machista no es terrorismo ni va en portada». Hartas. Y hartos también algunos. Estamos hartas y no vamos a callar.