Opinión
Relevo
Si al final, Florentino Pérez –que sabe mucho de negocios, y muy poco de fútbol–, toma la decisión de echar a Lopetegui, su fichaje estrella del último verano, le propongo el nombre de su sucesor. Lo tiene en el Real Madrid. Se llama Laso. Lo sé. Es el entrenador del Real Madrid de baloncesto, deporte que se juega con las manos mientras el fútbol se hace con los pies. No importa. El problema del Real Madrid de fútbol está en el vestuario. Egoísmos, mimos consentidos, permisos extraordinarios, cariños inmerecidos... Y Laso, lo ha demostrado en el Real Madrid de baloncesto es un martillo pilón de los «egos» y un creador de eso que se llama equipo. No es necesario que sepa de fútbol y de tácticas como ha demostrado saberlo de baloncesto. El Real Madrid necesita que a unos cuantos diosecillos, y a la mayoría de mediocridades que conforman la plantilla de fútbol, se les bajen los humos.
Lopetegui, que como persona se me antoja estupenda, no es culpable. Sucede que el culpable no se puede expulsar a sí mismo, y ha establecido unas exigencias y condiciones económicas para presidir el Real Madrid sólo al alcance de una decena de personas, de las cuales, al menos la mitad, pueden no ser madridistas. El Real Madrid no está obligado, como peroran los piperos, a ganar todo. A lo que está obligado es a ganar bien y a perder mejor. Todavía no sabemos los motivos reales de la fuga de Zidane, pero mucho me temo que esos motivos se mueven por el infectado vestuario del Real Madrid, el de los señoritos caprichosos y malcriados. El Real Madrid a lo que sí está obligado es a clasificarse para disputar la Liga de Campeones, y con lo que ahora presenta, la empresa se me antoja imposible. No ha invertido ni un euro en el relevo de Cristiano Ronaldo, y se ha conformado con recuperar a Mariano con poco señorío y acierto. Lo quería el Sevilla, y a última hora se lo quitaron torpemente de las manos, porque Mariano es lo más parecido al Pájaro Loco jugando al fútbol. ¿No hay nadie en el Real Madrid de fútbol que se atreva a recomendarle al presidente que se dedique a la gestión económica y encomiende la deportiva a un director competente? ¿Por qué no se aplica al fútbol lo que funciona en el baloncesto? No es lo mismo, y ahí radica la dificultad. La formación académica y la buena educación de los jugadores de baloncesto nada tienen que ver con la formación y la mala educación de los futbolistas. Sucede que de esos futbolistas, el peor pagado de todos ellos, percibe por hacerlo mal lo que no ganan juntos diez científicos sabios en toda su vida. Es demagógico lo que escribo, pero en alguna ocasión la demagogia puede acercarse a la realidad.
Laso debe abandonar por un corto período de tiempo la dirección del baloncesto del Real Madrid y darse una vuelta por el vestuario del equipo de fútbol, rebosado de mediocridades y de dioses agonizantes. Hablar con los jugadores, ponerlos en su sitio, y posteriormente, recuperar su lugar en el baloncesto, que no estamos los madridistas preparados para perder todo lo bueno, y lo bueno sólo se encuentra en la sección de la canasta, donde la avaricia económica es mínima comparada con el sector futbolero. Pero sobre todo, donde la armonía, el trabajo, la buena educación y el entusiasmo de los campeones han reunido a un grupò que será inolvidable en la historia del Real Madrid.
Este Real Madrid de fútbol se está arrastrando. Es tan mal equipo como lo es el Barcelona, pero éste último tiene a Messi para sacarle las castañas del fuego. Florentino Pérez se ha equivocado este verano gravemente. Le ha podido la soberbia. Sea humilde, reconozca su error, limpie el vestuario, y si no encuenta sustituto, que piense en Laso. Para lo que hacen con los pies, mejor que les enseñen a jugar mejor con las manos. Y con buen estilo. Y a fichar.
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