Opinión

Ocho segunditos

Formidable la síntesis histórica de las fallidas repúblicas catalanas de Josep Ramón Bosch publicada en La Razón. Ignoraba que ya en 1641, un tal Pau Clarís –perdón por mi incultura-, proclamara una república catalana que tuvo una duración de siete días. Clarís murió envenenado, y en este preciso instante, mientras escribo, oro devotamente por su alma. Bueno, es mentira, pero por si colaba.

De la segunda intentona, protagonizada por Baldomer Lostau en 1873 sí tengo constancia y un muy superficial conocimiento. El siglo XIX fue desastroso para España. Lostau proclamó una república catalana federada con las repúblicas territoriales del resto de España, y el resultado fue aún más desastroso que el siglo. No superó los dos meses de vigencia.

La tercera proclamación corrió a cargo de Francesc Maciá, el 14 de abril de 1931, aprovechando el barullo de la tramposa victoria republicana en las elecciones municipales. Duró tres días, y el excoronel del Ejército Maciá se la envainó con escaso sentido de la gloria. Sumamos la de Clarís, la de Lostau y la de Maciá, y nos sale un resultado bastante divertido. En 290 años desde el primer intento, 70 días de Cataluña republicana.

La cuarta proclamación se produjo en 1934 por el criminal Luis Companys, que ordenó el asesinato de más de ocho mil ciudadanos catalanes.Veinticuatro horas después, Las autoridades de la Segunda República Española mandaron a un batallón del Ejército que entró en el palacio de la Generalidad, detuvo a Companys y sus ministros, los trasladó a Madrid y los metió en chirona. Ese mismo día, el consejero de Interior huyó por las alcantarillas de Barcelona, y los Mozos de Escuadra se desarmaron ante la Guardia Civil. Sumado esa jornada al cómputo total, 71 días de Cataluña republicana.

Y la quinta, la más divertida de todas las proclamaciones republicanas de esos paletos, duró ocho segundos. El gran líder gerundense Carles Puigdemont, tomó aire, ensanchó sus pulmones, se peinó con la mano derecha el flequillo sobrante, y con gran emoción entusiasmó a menos de la mitad de los catalanes con estas palabras: «Como presidente de la Generalidad asumo el mandato de que Cataluña se convierta en un Estado independiente en forma de república». Júbilo desbordado. Ocho segundos más tarde continuó la prédica de esta guisa: «Proponemos suspender durante unas semanas la declaración de independencia para entrar en una etapa de diálogo». Total republicano de Cataluña en seis siglos de pertenencia a España: 71 días y ocho segundos.

Veinticuatro horas más tarde, ayudado por Mozos de Escuadra traidores a España y su Constitución, cambiando de coches en los túneles y visitando diferentes maleteros, el heroico dirigente separatista catalán, el presidente del Estado más efímero de la historia de la humanidad -a Mobolongo Mafato de Togo lo asesinaron a los quince segundos de proclamarse presidente-, se fugó a Bélgica con cinco de los suyos, siguió cobrando en Waterloo del Estado Español, y dejó a sus compañeros de rebelión en trances diferentes y opuestos. A unos con el cabreo de la decepción, y a otros en la cárcel, especialmente a su principal opositor y dirigente de ERC, el «estimat amic Junqueras».

Principado con ciudad condal en el Reino de Aragón, y más de cinco siglos formando parte de España, con sus reinos reunidos por Isabel de Castilla y Fernando de Aragón. Cinco proclamaciones fallidas de «República Catalana», y 71 días y ocho segundos de independencia. Pues sinceramente, a pesar de la lata que están dando, a mí me da la risa. Esta gente es ridícula a más no poder. Y todos cobrando de España, que en el fondo, es su único y mejor argumento para seguir cobrando más y mejor.

Pero de patriotismo catalán, nada de nada. Unos polichinelas. Ocho segunditos.