Opinión

La mano del hombre

Me tiene impresionada la muerte de las dos mujeres, madre e hija, a mordiscos de sus perros, de alguno de sus seis perros. Porque eran seis los canes, todos grandes y de fauces poderosas, que habitaban en el patio de la casa donde ocurrió el horror. Que un perro mate a un humano, cuando está adiestrado para hacerlo, es algo que no me asombra, pero que un perro mate a su familia humana me deja perpleja, estremecida. Voy buscando pistas por la prensa y poco se dice aún, pero hay datos aislados que me hacen empezar a comprender. Esos dogos de burdeos no tenían registro, ni chip, ni cartilla sanitaria. Eso implica ya un mal trato de sus dueños. Los perros de casa son de la familia y hay que llevarlos al veterinario para vacunarlos, desparasitarlos, cuidarlos.

Los perros, como los humanos, tienen enfermedades, algunas muy graves que pueden contagiar a animales y personas. También pueden tener afecciones hormonales o neurológicas, que no se transmiten pero que pueden hacerles agresivos y peligrosos, nunca tanto como ciertos humanos. Sin embargo, en lo que coinciden todos los expertos en conductas caninas, es que lo fundamental es la socialización. Los perros, creados a nuestra medida y para convivir con nosotros, necesitan un amo, que puede ser un padre o una madre, líder de la manada. Necesitan unas normas. Necesitan amor y compañía. Un can en esas circunstancias, por muy potencialmente peligroso que sea, no atacará sin motivo. Pero si la mano del hombre le adiestra a la pelea, si lo que su dueño quiere es tener en su casa un arma destructiva, el perro puede serlo. Y morder la mano que le enseñó a matar.