Opinión
Decencia en la política
El General Coll Bucher se presentará por Vox como candidato a la alcaldía de su ciudad, Palma de Mallorca. Tengo la suerte de haber tratado y tratar muy familiarmente a la familia militar, y Fulgencio Coll representa los principios y los valores de un gran soldado de España. Patriotismo, vocación, educación, señorío, honestidad y decencia. Fue Jefe del Estado Mayor siendo Carmen Chacón, ministra de Defensa del Gobierno Zapatero, y se mantuvo en su destino varios meses con Morenés de ministro de Defensa del Gobierno de Rajoy. Se me antoja absurdo y demagógico –es la consigna–, destacar que fue el JEME de Zapatero. Fue el JEME de España y de los españoles, porque los militares, desde su estricto sentido del respeto y la disciplina al poder político surgido de las urnas, no sirven a las personas sino al conjunto de sus compatriotas, siempre con el Rey como referencia máxima de su lealtad.
El General Coll Bucher jamás aceptaría una propuesta política extremista, como hizo con la izquierda populista y estalinista quien fuera su compañero en la cúpula militar Julio Rodríguez. Sin el uniforme, Fulgencio Coll es, ante todo, un servidor de España, monárquico, cristiano, y acostumbrado como buen militar, a soportar toda suerte de penalidades, injusticias y desaires. De extrema derecha, nada. Y así lo ha manifestado. Si en Vox hubiera advertido un atisbo de extrema derecha, «jamás habría dado el paso». Fulgencio Coll es un soldado admirado en España y en el Mundo, ha sido jefe de misión en destinos de riesgo fuera de España, y fue el primer General Jefe del único acierto de Zapatero. La UME, que en pocos años adquirió en todo el mundo un prestigio de efectividad y cumplimiento de muy difícil superación.
Y como persona, y perdón por mi libertad de expresión, es cojonudo. Abierto, con gran sentido del humor, conversador magnífico, culto y moderno en el sentido claro de su significado. Antonio Mingote y el que escribe tuvimos el honor de ser sus invitados en numerosas ocasiones. También con los generales Luis Alejandre Sintes – brillante colaborador de LA RAZÓN–, José Antonio García González, Jaime Domínguez Buj, Carlos Asensio, y el coronel Conde de Arjona, que se retiró como general de la Brigada Acorazada del Goloso. Cuando Antonio Mingote falleció, el general Coll Bucher acompañado de su Estado Mayor se presentó en la capilla ardiente «para rendir un homenaje de admiración y cariño al gran soldado del ingenio». El que diga que Fulgencio Coll Bucher es de extrema derecha está obligado a solicitar consulta médica con el fin de calibrar la breve fluctuación o la plena horizontalidad de su encefalograma.
Los grandes militares pasan del servicio activo al pasivo cuando, por experiencia, son más valiosos. Pero hay que dejar el paso libre a los que vienen después, casi siempre igualmente admirables y preparados. Creo que la política necesita esa inyección de servicio decente y patriótico que los militares llevan incrustados en su ánimo desde los tiempos de la Academia General. La carrera militar de Fulgencio Coll Bucher es tan brillante y entregada como decente, y la política necesita decencia y entrega. Cuando se fundió, erróneamente y de la mano de la gafancia, Julio Rodríguez con el estalinismo de Podemos, los medios de comunicación elogiaron al «militar comprometido». Comprometido no se sabe con qué y para qué. Ahora, la consigna ordena recordar que Fulgencio Coll «el JEME de Zapatero», se ha pasado a la extrema derecha. No lo conocen. Saben que usan la demagogia, la mentira y la injusticia para desactivar sus seguros buenos resultados electorales. Del general Coll, además de afecto y simpatía, siempre he admirado su prudencia, su respeto por las ideas ajenas y la moderación de sus opiniones. Y muchas cosas más que la gente no entiende porque no está dispuesta a esforzarse.
Le deseo todo el éxito. De la decencia militar a la decencia política. Y me suena muy bien.
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