Opinión

«¡Tots al Pard!» Plás, plás, plás

El gran problema argumental del separatismo catalán se dibuja con la pescadilla mordiéndose la cola. Es una recreación, una simulación de ensaimada concebida desde la mentira y el absurdo. Como el viejo diálogo de una canción: -¿Por qué la pistola?-. –Porque no me fío-. -¿Por qué no se fía?-. -Porque no me entero-. -¿Por qué no se entera?-. -Porque nadie me habla-. -¿Por qué no le hablan?-.-Por llevar pistola-.

Una de las grandes mentiras del nacionalismo y el separatismo catalán que han cuajado en el ánimo de los incautos e ignorantes, es la impostura del «Barça» como ejemplo de club enfrentado al franquismo. Todo lo contrario. Si hubo durante aquel régimen un club mimado, salvado y apoyado por el Generalísimo Franco, ese club fue el Barcelona. Urge el cambio de la letra del himno. Como allí todo se inventa, me he permitido desde aquí sacarme de la manga, para que se mantenga la métrica y la rima, la traducción literal de «Pardo» por «Pard». En mi diccionario Arimany «Catalá-Castellá Castellá-Catalá» cuya presentación le fue encomendada a A.M. Badia y Margarit, «Catedràtic de la Universitat de Barcelona», el término «Pardo» no se traduce por «Pard» como era mi deseo, sino por la voz «Burell», de tal guisa que el Palacio del Pardo se denominaría en catalán «Palaci del Burell», y fastidiaría el ritmo inicial del emocionante himno del «Barca». No quedaría bien «¡Tots al Burell! Plás, plás, plás».

Porque del Palacio del Pardo de Madrid surgieron todas las ayudas que el «Barça» precisó para sobrevivir y al mismo Palacio llegaron con sus chaqués, sus insignias, sus medallas y sus nombramientos los presidentes y directivos del F.C. Barcelona para dejar testimonio del agradecimiento del «més que un club» al caudillo Franco. Algo se sabía, pero el formidable artículo publicado en La Razón, escrito y firmado por ese gran luchador de la verdad y la decencia, Josep Ramón Bosch, nos ha puesto al día los conocimientos necesarios.

Jamás fue el «Barça» oposición democrática al franquismo, ni fue el Real Madrid el equipo mimado del Régimen. Sucedió que el Real Madrid de las primeras Copas de Europa era buenísimo, sencillamente. Durante la Segunda República, el Barcelona no ganó nada, y el Real Madrid, al que las autoridades republicanas obligaron a mutilar su denominación por «Madrid Club de Fútbol», amputándole la condición de «Real’», consiguió dos Ligas y dos Copas de España. Con la victoria en la Guerra Civil de los Nacionales, ya establecido el régimen autoritario del general Franco, el «Barça», el Athletic de Bilbao y el Atlético de Madrid se repartieron los pasteles, siendo los más numerosos los del Barcelona. Cinco Ligas y cuatro Campeonatos de España, Copas de S.E. El Generalísimo. Cuando Bernabéu formó el gran equipo en torno a figuras como Di Stéfano, Gento, Rial, Zárraga, y posteriormente Santamaría, Kopa y Puskas, el Real Madrid arrasó, no sólo en España, sino en Europa y el mundo.

El papeleo y gestiones para que el Barcelona contratara a Kubala se tramitaron inicialmente desde el Pardo y fueron encomendados los diplomáticos de Franco para ultimar los detalles. También intervino Bernabéu, al que Kubala siempre agradeció sus gestiones. La ingente deuda del Barcelona, de 230 millones de pesetas, se condonó por orden personal de Franco, y con dudosas recalificaciones permitidas por las autoridades se construyó, gracias a la deuda perdonada, el «Nou Camp» que ahora es «Camp Nou».

En señal de agradecimiento, el Club que decía ser la oposición al régimen, condecoró en 1951 al Jefe del Estado con la Insignia de Oro y Brillantes. Por la ayuda en la concesión de permiso para la construcción en terrenos dudosos del «Palau Blaugrana» y el Palacio del Hielo, en 1971 además de la Medalla de Oro, Franco fue nombrado Presidente de Honor de ambos recintos. Y en 1974, en audiencia oficial, Franco recibió la segunda Medalla de Oro del club catalán con motivo del septuagésimo quinto aniversario de la creación del club. Y ganó, durante la dictadura, muchas más Copas del Generalisímo que el Real Madrid.

Un rosario de pequeños detalles que tan sabiamente nos ha servido Josep Ramón Bosch, para demostrar que el «Barça» ha sido el club de fútbol más franquista de España. «¡Tots al Pard!», plás, plás, plás. Y en la culminación del himno, verso final, en lugar «¡Barça, Barça, Baaaarça!», un «¡Franco, Franco, Fraaaanco!», que encaja mejor.