Opinión

282,92 euros

Los ha certificado la transparente Moncloa. Y me lo creo. Confío en la transparencia de la fontanería de nuestro sublime protector, que no gobernante, porque Sánchez no nos gobierna, pero sí nos protege. Vuelvo de comprar elementos imprescindibles. Un estuche con tres recambios de cuchillas de afeitar. Un envase –recetado–, con medicamentos para tener establecido el malvado colesterol. Siguiendo en la farmacopea, un botecillo de Pantoprazol, uno de los grandes inventos del siglo XXI. Pero mi gozo en un pozo. Hace siete años nació un niño y sus padres tuvieron la ocurrencia de designarme para su padrinazgo. Y mi ahijado me pidió un coche con mando a distancia. Se trata de una ambulancia, con muchas luces y diferentes tonos de sirena. Último modelo. El total de los recambios de cuchillas y medicinas, 87 euros. La ambulancia con mando a distancia, chulísima por cierto, 342 euros. Es decir, que la ambulancia de mi ahijado cuesta 60 euros más que viajar en un avión de verdad, abrir un aeropuerto, desplazar hasta Castellón a unas decenas de guardias civiles y seguridad personal, llenar de combustible los depósitos del avión, pagar la pernocta del Falcon en el aeropuerto abierto para un solo chisme volador, y retornar hasta Madrid sobrevolando a las grullas. ¿El motivo del viaje? Un asunto oficial. Un concierto de un grupo rockero que fascina a nuestro protector y a su esposa, nuestra protegida. Incluídas las dietas del personal desplazado y – es de suponer–, las habitaciones en un hotel de Castellón habilitadas para el descanso de los pilotos del Ejército del Aire, los gastos no superan los 282,92 euros, lo cual se me antoja un chollo de rebollo. O un chollo chirimoyo, que más o menos, quiere decir lo mismo. Para colmo, protestamos. Jamás hemos tenido un presidente del Gobierno que consiga aquilatar con tanta precisión y austeridad los gastos de un viaje trascendental para el bien de España. Demostración irrebatible. Si ese viaje a Castellón no supera los 283 euros de gasto, el de Logroño para la boda del hermano de Begoña, que está más cerca, no habrá llegado a los 198,60 euros. Pongamos que el vuelo al sur para el fin de año en Doñana ha costado 329,43 euros, y que el salto de Rota o Jerez a La Mareta canaria alcance los 459,32 euros, sinceramente, no nos podemos quejar. En La Mareta, según los fascistas, se han invertido 9.000 euros en pintar las líneas y los muros de la cancha del pádel. ¡Mentira podrida! Se dice que Begoña, desde que trata en África con gente tan elegante, se ha aficionado al pádel. Nuestro protector no, porque su deber es el de velar por los españoles allá donde se halle. Y jugar el pádel en soledad, ella contra ella, es agotador, y más aún si golpea la bola con precisión esquinera. Unos pocos minutos, corriendo y saltando la red para responder sus propios golpes pueden resultar demoledores para su salud, e impedirle su próximo desplazamiento a Somalia, previsto para el año 2025 –en Somalia están ilusionadísimos con la visita–, lo cual sería hondamente perjudicial para el desarrollo de aquel abandonado país. Es decir, que esos 9.000 euros en pintar el pádel no es más que un invento fascista.

Sumando, así a vuela pluma, los viajes en avión de nuestro protector y nuestra protegida a Castellón-Banicássim, Logroño, Doñana y Canarias, aceptando como justa y medida la referencia del primero de los periplos aéreos, no se supera los 1176,67 euros, según la Dirección General de Transparencias del Palacio de La Moncloa, dependiente de los ministerios de Defensa, Interior, Economía y Hacienda y Cultura. Si se produce algún desajuste en la transparencia es por culpa de las cuatro administraciones ministeriales, a las que hay que sumar la subsecretaría de Secretos de Estado y Pinturas de Pádel, de reciente creación. Al menos, y ese detalle hay que celebrarlo, en este apartado nada tiene que ver la exhumación inminente de los restos de Franco. Nuestro protector ata las moscas por el rabo. No lo hay más chulo.

¿Seguirán los fascistas con sus mentiras y sus calumnias? ¿ Qué derecho tienen los fascistas para comprar a sus ahijados una ambulancia con mando a distancia cuyo valor de adquisición supere el gasto de un viaje en avión del presidente del Gobierno y señora a Castellón de la Plana? A partir de ahora –dejemos pasar el día de Reyes–, lo que urge es prohibir la venta de juguetes tan caros para los bolsillos privados cuando el dinero público está en manos de tan formidables administradores. Se entiende lo del secreto de Estado. De verdad, y me ajusto a la más estricta sinceridad, que lo de esta gente me emociona hasta tal punto, que me dispongo a romper la ambulancia del caprichoso de mi ahijado. No se merece un regalo así. Nuestro protector y nuestra protegida dibujan la belleza de la ejemplaridad. Ea.