Opinión
Arsenal
Rajoy se lo denegó a la Generalidad, pero Sánchez, con su peculiar sensibilidad y sensatez, lo ha autorizado. Los Mozos de Escuadra podrán adquirir 800 armas de guerra. Más que el riesgo, lo preocupante es el detalle. Fusiles de asalto, pistolas y munición. Para el fugado de Waterloo, que está como una chota, los Mozos de Escuadra eran el embrión del Ejército de la República de Cataluña. Y la verdad es que 800 armas son muchas, pero con eso los Mozos de Escuadra no darían de sí lo suficiente ni para tomar por sorpresa la Font del Gat. Otra cosa son 800 subfusiles en manos de legionarios o infantes de marina. En semejante tesitura, la Font del Gat se trasladaría por la noche, muy escondidita, a otra ciudad.
Los Mozos de Escuadra forman una Fuerza de Seguridad del Estado muy original. La mitad de ellos son defensores de la ley y de la Constitución, y la otra mitad están con la chota de Waterloo y su persistente visitador. O mucho me equivoco, o ha nacido entre la fregona y el gemelo de Brad Pitt una profunda amistad que puede terminar en explosión primaveral. ¿Sabe a ciencia cierta Marlasca a qué sector de los Mozos de Escuadra se le va a asignar el nuevo armamento de guerra? ¿Tiene Marlasca garantías de que esas armas no se van a desviar, desde el sector traidor de los Mozos de Escuadra, a los bestias de los CDR, Arran o la CUP? Ochocientas armas de guerra tienen que estar en permanente exposición y vigilancia. Porque también entra en juego la munición. Joé con la munición, como diría un político de condición irónica.
Arzallus, que sabe mucho de armas, manifestó hace años que los catalanes no eran duchos ni hábiles con el armamento. Que les da bastante susto lo de cargar, descargar, el seguro,el gatillo y el retroceso. Por lo último, no recelen. Las armas de guerra modernas apenas tienen retroceso, y por las bocas de sus cañones parten raudas cien balas cada dos segundos. No son armas para jugar, y los Mozos de Escuadra harían bien en contratar a un subteniente retirado de armamento, uno cualquiera, para que les diera unas cuantas lecciones teóricas y prácticas. Ayer ví un reportaje del Valle de Arán, en el que más del 80% de los araneses rechazan ser catalanes porque desean seguir siendo españoles. Su idioma, el occitano, el aranés, lo cierran voluntariamente para que los catalanes no lo entiendan. Y los mejores y más queridos visitantes del Valle de Arán, muchos de ellos inversores y propietarios de tierras y viviendas, son los madrileños y los vascos. Esas 800 armas de guerra podrían estar destinadas a conquistar para Cataluña las anímicamente irreductibles montañas aranesas. Harían el ridículo, porque en el Valle de Arán, además del esquí, se practica cuando la nieve se despide la caza. Hay mucha caza en el Valle, reducto de una de las especies más cotizadas de España, las perdices pardillas. Si el ataque de los invasores con las 800 armas coincide con una partida de caza en pos del jabalí o la perdiz pardilla, el susto de los invasores puede ser morrocotudo. Porque ante una perdiz pardilla, un cazador no abandona, y algún perdigón cartuchero puede horadar los bajos, los medios o los altos de un CDR o de un cupero, y tanto lío para qué. El catalán es un gran negociante, un fenicio avanzado, un mercader y un creador de riquezas, pero jamás ha destacado por sus hazañas bélicas. Esas armas no van a servir para nada, entre otros motivos porque la alcaldesa de Barcelona se ha declarado de origen humilde y bisexual. En Cádiz les dicen «vichisuás», porque tienen más gracia. Creo que Cataluña, desde que ha reconocido su alcaldesa que es bisexual, ha entrado en crisis. Y este tipo de crisis y nerviosismos añadidos a la preocupación, están reñidos con las armas. Les recomiendo que las guarden y no las usen, y sobre todo, que no permitan que caigan en manos de los CDR. O sí, que son muy cobardes y también se asustan. En fin, que entre Sánchez, Marlasca y la Colau –que es bisexual–, las hostilidades están a punto de declararse en la «República No Existe, Idiota».
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