Opinión
Héroes indómitos
El club de fútbol Barcelona, con insólita valentía, ha acordado retirar las medallas de oro y los títulos honoríficos que el mencionado club concedió al general Franco con más de cincuenta años de retraso. La familia Franco está consternada. Contra una exhumación ilegal se puede combatir. Contra los heroicos dirigentes del Barcelona, el combate es imposible. Me comenta uno de sus nietos que el problema no es sencillo de solucionar. Ninguno de sus descendientes tiene puñetera idea del lugar donde se guardan y ubican tan ansiados galardones. Al contrario que los dirigentes del «Bar-ça», que saben muy bien donde se hallan los favores que el entonces Jefe del Estado le hizo al club catalán. Entre ellos, el permiso para construir el «Camp Nou» en terrenos de legalidad dudosa, la condonación del total de la deuda del Barcelona, que por los años cincuenta del pasado siglo rebasaba la cantidad de 260.000.000 de pesetas, y las gestiones de los diplomáticos de España, ordenadas por Franco, para conseguir el plácet de las autoridades comunistas de Hungría y Checoslovaquia para contratar a Ladislao Kubala. Cuando a Bernabéu le preguntaron por el madridismo del General Franco, ya en las postrimerías de la vida de uno y de otro, don Santiago respondió con precisión y rapidez: «Franco admira a Gento, y a los valores deportivos y humanos de Gento, pero nada más. Franco es barcelonista hasta la médula».
Cuando se retiran honores, lo decente es hacerlo con mutua devolución. El día que encuentre la familia Franco las medallas de oro y brillantes y los nombramientos honoríficos de gratitud, los indómitos directivos del Barcelona recibirán los valiosos objetos, pero simultáneamente estarán moralmente obligados a devolver a los nietos del Generalísimo, el «Camp Nou». Sin Franco, jamás hubieran podido construir el estadio porque el «Barça» se hallaba en situación de quiebra técnica. De esa realidad conocieron todos los detalles sus presidentes Miró Sans, Llaudet Carreras y Montal, éste último, el que apostó por conceder a Franco la segunda medalla de oro y brillantes del club barcelonés. En mi opinión, de producirse el trueque, saldrían ganando con holgura los nietos del Jefe del Estado de aquellos tiempos. Unas medallas de oro y unos diplomas para el Barcelona, y el «Camp Nou», que se construyó gracias a las ayudas, las condonaciones y la generosidad de Franco con el «Barça», para los nietos de Franco. A su lado, lo del Valle de los Caídos, agua de borrajas, cuesco de colibrí y gafas de topo.
Pero, con independencia de la justa resolución del lógico intercambio de bienes, es de resaltar el heroísmo indómito de los actuales directivos del Fútbol Club Barcelona, con Bartomeu a la cabeza, despojando de los viejos honores culés concedidos por sus antecesores al forofo del Barcelona Francisco Franco. Un forofo con poder, eso sí. Con tanto poder como para permitir una edificación en terrenos ajenos, financiar la construcción condonando una deuda millonaria, y recibiendo a cambio las migajas de dos medallas de oro y brillantes y unos diplomitas que nadie encuentra en estos momentos. Porque sépanlo de una vez los hinchas y socios separatistas del «Barça», que el club de sus amores ahora inmerso en la estupidez del llamado «Procés», fue el club más franquista del fútbol español durante el régimen autoritario del Jefe del Estado fallecido en 1975.
Con dirigentes así, cualquier barcelonista se tiene que sentir orgulloso, y aprender a valorar el enorme riesgo personal que adquieren el presidente y los directivos culés adoptando voluntariamente tan indómita medida. En la Real Federación Española de Fútbol, durante el largo mandato de Villar y el tambaleante tramo de Rubianes, no se han enterado todavía de que Franco falleció hace más de cuarenta años, y de ahí la orden de no pitar penaltis contra el Barcelona. Se lo comunico con mucho gusto desde esta página y felicito a Bartomeu y su directiva por su heroísmo.
Felicitación sincera que hago extensiva a los nietos del anterior Jefe del Estado por recibir, a cambio de las medallitas y los diplomas – a ver si los encuentran pronto–, la propiedad del «Camp Nou», el «Nou Camp» o como coños se llame.
✕
Accede a tu cuenta para comentar