Opinión
Superguay, requeteguay
Impresionante. Los pelos como escarpias. Ayer por la tarde tenía cita con mi asesor de imagen y no pude asistir a la presentación del libro del año, el de Irene Lozano, que presentaron Jesús Calleja, Mercedes Milá y Pedro Sánchez. «Manual de Resistencia», se titula. Muchos ministros en la primera fila. Marlaska, Dolete Delgado, Calviño, la Batet, Planas, Maroto, Valerio y la inconfundible Celaá. Entre el público que acudió invitado o voluntariamente, y los viandantes que fueron autorizados a pasar para llenar el salón, con su humildad y discreción de siempre, el exjuez Baltasar Garzón. Modestia compartida con la autora, Irene Lozano, que rehusó ubicarse en la tarima junto a los tres presentadores. Irene Lozano, por boca de Sánchez, el presentador con mayor entidad política del trío, anunció que los beneficios del libro correspondientes a los derechos de autor, serán donados a «las personas sin hogar». En ese momento, la emoción se apoderó de los presentes en el gran salón del Intercontinental, y se multiplicaron los gestos de asentimiento y los deseos de abrazos.
Los presentadores se repartieron los papeles. Jesús Calleja y la hija del conde de Montseny preguntaban, y Pedro Sánchez respondía lo que previamente acordó con la autora del imprescindible libro. Se recomendó a Calleja y a la periodista aristócrata que obviaran cualquier pregunta literaria o científica, por respeto a Eisntein, Hemingway, Fray Luis de León y San Juan de la Cruz. Y al final del acto, los aplausos retumbaron en el gran salón del hotel donde Luis Miguel Dominguín procedió al fornicio con Ava Gardner, que previamente había compartido su lecho con Mario Cabré y algún Domecq de paso por Madrid provocando el monumental enfado de Frank Sinatra, que retornó a los Estados Unidos en un avión especial con capacidad para albergar la longitud de sus cuernos. Afortunadamente, y por respeto a los menores de edad presentes en la sala, no se recordaron aquellos episodios gloriosos, gozosos y tan sólo dolorosos para Sinatra.
La autora recibió toda suerte de felicitaciones, a las que no estaba acostumbrada por el escaso éxito de sus anteriores entregas literarias editadas. Un libro sobre Zaida Cantera y un volumen íntegramente ocupado por sus conversaciones con Máximo Pradera, una recreación de «Las Conversaciones en Cataluña» y las «Conversaciones en Madrid» de Salvador Pániker, con un solo protagonista. Sucede que el protagonista no interesó en demasía y el libro fue un fracaso. Y un gran gesto que merece ser elogiado. A pesar del infinito cansancio que acumuló en su último viaje de trabajo a África, la mujer del presentador Pedro Sánchez – no confundir con Pedro Ruiz ni con Jordi Sánchez-, se situó en primera fila de butacas, siendo objeto de toda suerte de parabienes. Se sentía agotada, pero en todo momento mantuvo la atención y la compostura.
Tampoco se habló del colchón, del que parte la trama de la novela, ensayo o lo que sea. Hay parte de novela y parte de ensayo, y también poesía, pero escondida en la belleza de la prosa. Creo que el título, aunque potente y atractivo, no está a la altura de la calidad del contenido. «¿Dónde está el Colchón»? habría tenido mayor impacto socio-económico y reivindicativo-social. Le regalo la idea para la segunda entrega.
Mis informadores me aseguran que no aparecieron ni Tezanos ni Rosa María Mateo, y mucho que lo lamento. Tenía pensado acudir al cocktail posterior a la presentación, pero mi asesor de imagen no me lo recomendó: -Con gente tan elegante a tu alrededor, darías muy mala impresión con esos pantalones de pana de Forster, Greenway & Brompton. Y no me atreví. Me falta mundo.
Un acto literario guay, reguay y requeteguay, con todos los presentes en torno a su autora, Irene Lozano, y agradecidos a las palabras chispeantes de Sánchez, Calleja y Milá, que aprovechó la situación para atizar a Rivera, no se sabe si al político, a los hermanos toreros, al pintor o vayan ustedes a saber. Pero lo hizo con su gracia de siempre.
Enhorabuena, Irene, por el libro y los presentadores.
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