Opinión

Rivera, disimular hasta las municipales

Hay un hecho evidente: la suma del PSOE y Ciudadanos da una holgada mayoría absoluta. Lo que no fue posible en 2015, lo es en 2019.

Hay otro hecho menos evidente, pero que importa reseñar: ni el triunfo de la izquierda ha sido tan rotundo, pues suman un 44 por ciento de los sufragios, ni la derrota de la derecha ha sido tan catastrófica, pues se quedan en el 42 por ciento.

La división de esta última se ha revelado, como advertían todas las encuestas, determinante. La prueba de contraste es la victoria de la unidad en Navarra.

Y no vale echarle la culpa al sistema D'Hondt, puesto que todas sabían cuáles eran las reglas del juego. Esas reglas hacen que el 11,95 por ciento de los votos de Podemos valgan 35 escaños y que el 10,22 por ciento de VOX se traduzca en 24, es decir, 11 diputados menos.

Al Partido Popular, por supuesto, le han hecho un roto muy dificil de coser, por más que -tras el susto- algunos votos vuelvan al redil de la utilidad en la autonómicas y municipales. Podría contarse con un error estratégico de Albert Rivera, aceptando un coalición de centro-izquierda.

Seguro que Pedro Sánchez, a quien, por lo dicho en vísperas, no le gustaban nada los nacionalistas, estará encantado. Porque,  aunque las palabras se las lleva el viento, y en política más, Rivera tiene la oportunidad, por fin, de tocar poder. Se lo harán sudar, sin duda, pero la baza está ahí.

Aunque, claro, hasta el 26 de mayo toca disimular.