Opinión

Europa (I): Luces y San Schuman

Nos encontramos a pocas horas de celebrar el Día de Europa o, como dicen los burócratas de Bruselas, de San Schuman, y a pocos días de las elecciones europeas, que son mucho más importantes de lo que el ciudadano de a pie, a la vez que votante, piensa. Lamentablemente las Instituciones Europeas, comenzando por el propio Parlamento, no han sabido o querido explicar las repercusiones de lo que votan los eurodiputados y la incidencia que ello tiene en su vida cotidiana.

Esa es una de las sombras de la actual UE, pero hoy toca hablar de las luces del proceso de construcción europea, que comenzó pocos años después de que acabase la Segunda Guerra Mundial y estuvo encabezado por una serie de visionarios, entre los que se encontraba el citado Robert Schuman. Y precisamente la paz es el principal logro. El viejo continente venía de ser el escenario de dos grandes conflictos bélicos en la primera mitad del siglo pasado y era necesario asegurar la paz en Europa Occidental y Central, origen de los mismos. Y eso se ha logrado, con alguna excepción puntual, como la desaparición de la antigua Yugoslavia.

Los que no vivimos aquellos conflictos, que somos hoy la inmensa mayoría, nos hemos acostumbrado a esa paz, y la consideramos como algo natural y que «va de suyo», pero hay que trabajar por ella. La actual UE, heredera de otras denominaciones, nos ha traído la paz y, con ella, la prosperidad económica. Vivimos mejor y en paz gracias a la UE. Hay que valorarlo.