Opinión
El futuro
Me cuentan que, al parecer, el agente de la Guardia Civil que detuvo a Josu Ternera era una mujer de veintitrés años, especialista en reconocimiento facial, que tuvo tal subidón de adrenalina después de culminar con éxito la operación que se emocionó mucho. La noticia me ha parecido maravillosa, sobre todo por el significado simbólico que dibuja. Cuando Josu Ternera empezó a mandar matar criaturas, ella aún no había nacido, ni se contaba con las féminas en la policía como especialistas de primera línea en las operaciones. Yo mismo tengo un hijo que tiene solo cinco años menos que esa Guardia Civil. En número temporales, está más cerca de esa agente de lo que pueda estarlo con respecto a mí o a Ternera que somos ya, por edad biológica, humanos declinantes. Para todos estos jóvenes, para su generación nacida mirando al siglo veintiuno, ese mundo de Josu Ternera donde se mata al que no piensa como tú es un mundo siniestro, rancio, bárbaro y antiguo. Un mundo con el que se ha de acabar y se va a acabar, fría y tranquilamente, capturando a los asesinos y aislándolos del resto de la sociedad para que dejen de hacer daño a los demás. Si piensan eso (y hay muchos como ellos) algo habremos hecho todos bien finalmente.
A las víctimas, a aquellos que perdieron sus seres queridos, nada, digo absolutamente nada, puede consolarles del dolor de la perdida arbitraria, inútil, de la desaparición y del hueco que han dejado para siempre aquellos a los que quisieron. Pero, al menos, puede devolverles algo de esperanza en el género humano el hecho de ver como la carne joven que llega y aflora elige la moral humana y trabaja para evitar que eso vuelva a suceder, para capturar y neutralizar a los falsos héroes que aspiraban a basar su mítica en robar la vida a otros seres humanos.
Tarugos como Josu Ternera, ahora encorvado, declinante, con el peso de todos los muertos que lleva a su espaldas, tendrán que escuchar su pregunta: Ternera, ¿qué has hecho con tu vida, con tu paso por este mundo? ¿cuánto tiempo has tirado en la vana y oscura tarea de ocasionar dolor y muerte a tus semejantes? Y cuando suene esa pregunta veremos como ellos han ganado el futuro, Ternera, y tú, necio, lo has perdido.
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