Opinión

La promesa de Rivera

Ciudadanos ha sido desde su origen un partido transversal: uno que hacía gala de pactar tanto a izquierdas como a derechas. En Andalucía, sostuvo en su momento a Susana Díaz; en Madrid, a Cifuentes. Y aunque es cierto que su programa económico lo acerca más al PP o a Vox que al PSOE, muchas de sus políticas sociales lo aproximan, en cambio, más a los socialistas que a los populares. De ahí que, en principio, no debería sorprendernos demasiado el que la formación naranja haya levantado parcialmente las líneas rojas que, antes de las elecciones generales, había colocado alrededor del PSOE. Tras los comicios autonómicos, parece que las sucursales regionales de Ciudadanos sí cuentan con permiso para aupar a candidatos socialistas a la presidencia de autonomías como Aragón, Castilla y León y, acaso, Madrid. Sin duda, deberá ser el votante de Ciudadanos quien, en los futuros comicios electorales, valore esta política de alianzas y, en su caso, la recompense o la penalice. Ahora bien, por mucho que quepa diferir a futuro el enjuiciamiento de los pactos regionales de Ciudadanos, de momento sí conviene recordarle al líder del partido uno de los compromisos más firmes que fraguó con sus electores durante la campaña de las autonómicas: a saber, que todo incremento del tramo nacional del IRPF que apruebe el gobierno de Sánchez será contrarrestado por una bajada proporcional de este mismo impuesto en su tramo autonómico dentro de aquellas regiones en cuyo gobierno figure Ciudadanos.

A este respecto, no olvidemos que en los fallidos presupuestos de 2019, PSOE y Podemos propugnaron elevar el IRPF hasta el 53% para aquellos contribuyentes con rentas más elevadas. Previsiblemente, el Ejecutivo socialista tratará de volver a impulsar este sablazo en las cuentas del año 2020. Así, si finalmente el rejonazo de Sánchez se materializara, Ciudadanos debería presionar para que se rebaje ese mismo tributo en las autonomías donde gobierne. Semejante acuerdo podría resultar bastante sencillo de alcanzar en coaliciones conformadas con PP y Vox, pero difícilmente podrá engendrarse en una coalición con el PSOE. ¿Se imaginan a Lambán o Gabilondo enmendándole la plana tributaria a Pedro Sánchez por la vía de neutralizar sus subidas de impuestos pretendidamente sociales? Es decir, ¿se imaginan a Lambán o Gabilondo liderando la oposición autonómica a la política económica de Pedro Sánchez? Del todo punto inverosímil: lo más probable es que, si Ciudadanos los aúpa al poder, en ese mismo instante esté enterrando su compromiso de bajar los impuestos autonómicos que el PSOE suba en el gobierno central. Y tal estrategia no sólo constituiría una política de alianzas cuando menos discutible, sino una traición al núcleo de su ideario económico. Es decir, puede que el votante de Ciudadanos trague con un pacto con el PSOE, pero es harto dudoso que vaya a tragar con, entre otras muchas cosas, una convalidación de las estocadas impositivas de Sánchez. Ciudadanos en general, y Rivera en particular, deberían tener muy presentes las promesas que acaban de realizar a sus votantes antes de apoyar a formaciones políticas que se negarán a respetarlas.