Opinión
¿Ha pasado de moda la música de Michael Jackson?
Parece que a la memoria de Michael Jackson le está costando más imponerse en el recuerdo que a la de algunos de sus contemporáneos menos famosos (Mercury, Elton John...). ¿Por qué sucede esta paradoja? Como pasa a menudo en las artes, bien pudiera deberse a meras razones industriales y técnicas que muchas veces quedan ocultas para el ojo del público. El gran Jackson, el ecuménico, el mundialmente famoso, es aquel que va asociado a las producciones punteras de su última época realizadas por Quincy Jones. En aquel momento, en la cima de su fama, cuando Jones producía un nuevo álbum para Michael, se invertían las últimas tecnologías y los descubrimientos de sonido más punteros. El dinero no era problema. Las compañías tenían claro que Michael Jackson era el cantante de música popular más famoso sobre la faz la tierra y se debían poner a su disposición todos los recursos y las tecnologías de último grito. Los grupos y músicos, por aquella época, cuando hacíamos la prueba de sonido de nuestros equipos antes de los conciertos, llevábamos un CD de la última producción de Quincy Jones con Michael Jackson para poner los altavoces a prueba. Eran producciones que estaban tan al límite de los nuevos adelantos que servían perfectamente para delatar los puntos débiles y las fortalezas del equipo propio del que uno disponía. Ahora bien, el planteamiento técnico puntero siempre ha tenido artísticamente un flanco desprotegido de cara al futuro. Y es que no hay nada que pase de moda tan rápido como lo que es técnicamente vanguardista en una época. La técnica de sonido sigue investigando y avanzando cada cinco años, con nuevos aparatos que consiguen mayor fidelidad en la captación y reproducción de sonido, así como de inesperados efectos que llaman la atención de nuestros tímpanos y nervio auditivo. La superación de aparatos y tecnologías (que pocos años antes parecían «lo más») por otros nuevos provoca que, de una manera subconsciente, algunos nos suenen a rancios. Eso les sucedió a grupos tan innovadores y técnicamente avanzados en los setenta como King Crimson, cuyas revolucionarias ideas musicales eran grabadas en su momento con las más avanzadas técnicas. Escuchar hoy a los Crimson ofrece una sensación curiosa porque sus ideas musicales siguen resultando igual de avanzadas, pero ya no parece tan avanzada la forma en que están grabadas porque ha sido superada incluso por las técnicas de grabación de músicas más descuidadas y comerciales. Produce una curiosa sonrisa de ternura comprobar cómo el paso del tiempo y la superación tecnológica acaban con todo. Y hace reflexionar sobre lo difícil que es hacer la obra total y eterna en un mundo que está siempre cambiando, evolucionando tecnológicamente y que seguirá haciéndolo. Es por eso que, muy astutamente, algunos grandes artistas no se confían del todo al adelanto técnico y buscan en sus repertorios incluir algunas de aquellas canciones simples y básicas, grabadas casi con una escoba, pero que tienen algún giro de levedad mozartiana que (sonando bien o mal) se enganchan para siempre como chicle a las orejas del público. Jackson descuidó un poco esa faceta en los últimos años de su carrera, sepultado bajo millones de tecnología que solo él poseía y le hacían sentirse divino. Pero su carrera es amplia y, volviendo hacia atrás, hacia los primeros discos desde «Off the wall», pueden encontrarse momentos de ese otro tipo. Su pervivencia dependerá de que los fans, los herederos y aquellos que le quieran bien, sean capaces de recuperarlos y ponerlos en valor.
✕
Accede a tu cuenta para comentar