Opinión
Omnium Cuclusclán
En Cataluña, hay organismos tan legendarios como o TV3 que parece estar prohibido criticarlos incluso cuando lo hacen mal. Omnium, por ejemplo, ya ha dejado de ser cultural para convertirse en un arma política al servicio de intereses partidistas. Son libres de escogerlo así, pero sería honesto que cambiaran de adjetivo para no engañar a la gente afirmando que persiguen unos fines que no son tales. Un ejemplo de ello lo vimos en el lenguaje que usó Jordi Cuixart, presidente de Omnium, cuando le tocó declarar en el juicio del «procés». A mí también me gusta lo coloquial y callejero y no veo problema en usarlo para obras artísticas y canciones. Pero cualquiera un poco formado entiende que, hasta por fines prácticos, queda fuera de lugar servirse de ese tono en una declaración judicial como hizo Cuixart. Al fin y al cabo, estás ante una audiencia gigantesca, frente a la cual representas a una asociación pretendidamente cultural que debe demostrar su dominio de todos los registros del lenguaje y su capacidad de adaptarlos a cada una de las complicadas circunstancias de la vida humana.
El momento más revelador de aquella declaración fue cuando explicó las actividades de su asociación y habló solo de política, tildando a la edición y los premios como «todas esas otras cosas». El tono secundario, residual, para las cosas de cultura era vergonzante. Tampoco quedaba demasiado bien cuando sonreía en el momento en que una persona, por mucho que fuera su oponente policial, explicaba cómo había recibido escupitajos. Cuixart intentaba aparecer como penitente, pero terminaba más bien recordando a un nazareno que quemara cosas mientras fundaba Omnium Cuclusclán. Asociaciones culturales que usen esas maneras solo se recuerdan durante la década de los treinta entre los camisas pardas y defensores del totalitarismo. No, gracias. Eso no lo hacemos.
Nadie desea borrar del mapa a Omnium o TV3. Pero si van a convertirse en esas tristes y maleducadas maquinarias totalitarias, ha llegado el momento de que los catalanes empecemos a plantearnos la necesidad de fundar unas nuevas herramientas alternativas, menos carcomidas, para que representen nuestras especificidades.
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