Opinión
Cambalache de carne por coches
O al revés. Si hubiese que explicar en un titular a un profano los resultados de la negociación comercial entre la Comisión Europea, en nombre de la UE, y los países de Mercosur, este podría ser que se ha cambiado la carne de vacuno argentina y brasileña por los coches alemanes o por los servicios españoles. Evidentemente es una simplificación, porque todo es más complicado, comenzando por el proceso, porque lo que pasó el viernes en Bruselas es tan solo un primer paso, importante, por supuesto, pero todavía queda mucho camino por recorrer para que el pacto de liberalización comercial entre ambos bloques se ponga en marcha. Para comenzar, y desde la óptica comunitaria, lo que se ha conseguido es un acuerdo entre la Comisión Europea, que negocia en nombre de la UE, y los países de Mercosur, que debe ser ratificado por el Consejo de Ministros, en algunos casos por los parlamentos nacionales y también por el nuevo Parlamento Europeo, que se constituye mañana. Y esto último no va a resultar fácil precisamente, porque hay un nutrido grupo de eurodiputados que han manifestado su preocupación por el contenido de lo pactado y también su disconformidad. Al final podría darse el caso de que el acuerdo tenga bastantes problemas de ratificación. Del otro lado del Atlantico también pueden surgir problemas.
Como suele ser habitual en este tipo de negociaciones, el sector agrario es una moneda de cambio. En este caso, también ha sucedido y al margen de los contingentes para importar productos agrarios procedentes de Brasil y Argentina, sobre todo, y del desmantelamiento de aranceles, hay una cosa que preocupa mucho a los eurodiputados: la normativa comunitaria obliga a los agricultores y ganaderos a cumplir unos requisitos de seguridad y medioambientales muy estrictos, que suponen unos mayores costes de producción; sin embargo, en los otros países como los de Mercosur no hay tal nivel de exigencias, lo que afectaría a la seguridad de lo importado de cara a los consumidores y provocaría una competencia desleal para los productores comunitarios. En esas condiciones ¿se debería ratificar el citado acuerdo de liberalización comercial?
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