Opinión
Pactos
La izquierda y la derecha españolas se han deconstruido, la dureza de la Gran Recesión, en especial durante los años del último gobierno de la derecha, han propiciado que los dos grandes partidos, PSOE y PP, desvelen y develen su interior, hagan patente la «différance» de cada matiz de su alma, nos muestren sus diferentes aristas en un espacio diferido. Pero durante el proceso no se han destruido, sino deconstruido, digo, pues ha habido otros partidos que han aparecido como desgajados de los dos partidos-nodriza de izquierda y derecha: los que gobernaron el tiempo de la Transición española en un régimen turnista que –con todos sus defectos, y muchas pegas– tampoco fue tan malo para España. Curiosamente, al PSOE solo le ha salido un alma, a la izquierda de lo que entendíamos antes como socialdemocracia: Podemos, mientras al PP, que como es sabido reunía dentro de sí muchas tendencias, le han brotado Cs y Vox. Si bien, no estaba claro al principio que Ciudadanos fuese una sección de la derecha. Muchos pensaban que provenía de la izquierda. Cs intenta arrebatarle al PP la totalidad del sentido de la derecha, aunque no parece que vaya a culminar fácilmente sus objetivos. Algunas creíamos que estos partidos jóvenes –prefiero esa definición a la de «nuevos», por ser más precisa– equilibrarían el juego del poder, serían moderadores, elementos de estabilidad que, por ejemplo, permitieran sustituir el lugar que venían ocupando los partidos nacionalistas vascos y catalanes, centrando los acuerdos en clave nacional antes que nacionalista. Pero la inexperiencia, ambición o avilantez de los dirigentes, está logrando embarullar aún más, si cabe, un panorama político endiablado. Los pactos en España, históricamente, nunca han sido fáciles, sobre todo cuando hay más de dos partes implicadas. Solo los intereses particulares han propiciado hasta ahora que se puedan acordar muchas cosas sensibles, gracias a que había tan solo dos partes en liza, que tenían mucho que ganar con el pacto, y muchísimo que perder si no lo acataban. Hoy, la tarta del poder se ha dividido en demasiados pedazos, complicando la situación. Pactar significa cumplir un contrato, lo que a su vez implica dialogar y respetar al resto de formaciones políticas con las que se llega a acuerdos. Algo imposible cuando ni siquiera se soporta a los contrarios.
✕
Accede a tu cuenta para comentar