Opinión

Ahorro

El ahorro es algo fascinante. Muchas personas son incapaces de ahorrar, como se cuenta que era el caso del poeta José Zorrilla, que a lo largo de su vida ganó algún dinerito. No mucho, porque era literato, y ya se sabe..., pero lo suficiente como para evitar, en un momento dado, morir de hambre. Sin bien, el hombre tenía aficiones dispendiosas, como el absolutismo y las mujeres, especialmente si eran primas suyas o viudas irlandesas arruinadas, de modo que aconteció el día en que algunos amigos llegaron a temer por su futuro. Sobre todo, cuando lo vieron en la indigencia. Tenía hábitos bohemios, era un manirroto, practicaba el tontiloquismo económico, y de no ser por Castelar, que atosigó al Congreso de los Diputados hasta que consiguió sacarles a sus Señorías una pensión de tres mil pesetas anuales para aquel soldado de la poethambre, hubiese acabado viviendo en la puerta del Monte de Piedad. Claro que, en la España de la época, cuando se trataba de dineros, no se movía paja que augurase tremolina: se tomaba con calma la cosa de repartir guita así porque sí. Estaba tan contento el dramaturgo con su recién estrenada pensión, poniéndole más de una vela a Castelar por haberle llevado la tripa, más que a buen puerto, a buen puchero, cuando supo que otras autoridades, en este caso las de Valladolid, su tierra, en cuanto se enteraron de que las Cortes madrileñas eran tan generosas, le quitaron en el acto otra pensión que el lírico tenía, concedida por el Ayuntamiento de la ciudad, que lo sufragaba en condición de cronista de la ídem. «Así», debió pensar Zorrilla, «a ver quién es capaz de ahorrar algo». Y es que el ahorro es como un don de la naturaleza. Hay quien lo tiene, y quien carece de él por completo. Ahorrar es la virtud que hace a algunos guardar la diferencia entre sus ingresos y sus gastos, en previsión del futuro. Unos viven como el alcaraván zancudo, abriendo bien el ojo día y noche, por si asan carne, mientras que otros parecen Zorrilla, o un ex novio de Ana Obregón viviendo en una casa de Gran Hermano Vip, de esas en las que no hay que pagar luz ni comunidad... (Y así no se puede ahorrar. Oiga).