Opinión

Mejor sin Gobierno que con mal Gobierno

Pedro Sánchez y Pablo Iglesias han fracasado a la hora de configurar un Gobierno de coalición socialcomunista. Probablemente porque Pedro Sánchez ha decidido sabotear cualquier posible entente para forzar una repetición electoral que refuerce la mayoría parlamentaria socialista. En honor a la verdad, Podemos se ha humillado hasta el extremo tratando de alcanzar una coalición, pues sus perspectivas electorales son las opuestas a las del PSOE. El fracaso de la investidura «sanchista» supone que el Gobierno va a continuar en funciones hasta, como pronto, el mes de septiembre. Y, si finalmente se consumara la repetición electoral, entonces podríamos

continuar en funciones hasta bien entrado 2020.

La existencia de un Ejecutivo en funciones, maniatado en su capacidad de impulso legislativo, suele considerarse altamente negativa para la economía. A la postre, nuestro país pierde casi toda capacidad de reacción en un contexto que se antoja bastante adverso. Recordemos.

Primero, nos hallamos en medio de una guerra comercial global que no tiene perspectivas de solventarse hasta 2021: el propio Trump acaba de reconocer que China sólo firmará el acuerdo comercial si es él quien revalida la victoria y, por tanto, el Partido Comunista Chino se enfrenta al vértigo de padecer cuatro años más de aranceles estadounidenses. Segundo, esa guerra comercial a gran escala ya le está pasando una fortísima factura a la economía europea: la actividad manufacturera alemana está en su peor momento desde 2012 y el propio Mario Draghi ha reconocido que las cosas están yendo de mal en peor. Además, a lo anterior hay que añadir la posibilidad de que se materialice un Brexit sin acuerdo a finales de octubre, lo que terminaría de dañar a las principales economías continentales. Tercero, un contexto caracterizado por un estancamiento recesivo de Europa inevitablemente impactará de un modo negativo sobre la economía española. De hecho, la ralentización de nuestro país ya se está produciendo y, si el contexto global no cambia, sólo hará que empeorar. Y cuarto, de acuerdo con el Banco de España y los recientes datos de la EPA, el mercado laboral español ya está empezando a comportarse todavía peor que nuestro PIB, esto es, está sobrerreaccionando a la desaceleración (acaso debido a la influencia de la subida del SMI: habrá que esperar a análisis futuros para poder constatarlo).

¿Es éste el mejor contexto para estar sin Gobierno y, por tanto, para aparcar todas las reformas que nuestra economía sigue necesitando para capear el temporal? Uno estaría claramente tentado a concluir en un sentido negativo: necesitamos constituir de manera urgente un nuevo Ejecutivo para que haga frente a todos los riesgos que se nos vienen encima. Pero mucho peor que un no-Gobierno sería un mal Gobierno: y una coalición PSOE-Podemos habría sido un pésimo Gobierno para nuestra economía. A saber, una coalición que habría disparado los impuestos y asfixiado absolutamente la capacidad de adaptación de nuestro mercado laboral.

De ahí que, dentro de las opciones posibles, la que finamente hemos experimentado probablemente sea la menos mala. Continuar sin Gobierno supondrá, al menos, algunos meses más de seguridad jurídica (estabilidad normativa) y ausencia de subidas impositivas. De hecho, y por paradójico que pueda sonar, en presencia de elecciones Rajoy seguirá gobernando de facto hasta bien entrado 2021: a la postre, los presupuestos en vigor serán los de Montoro de 2018 y la legislación laboral continuará siendo la de Báñez de 2012. No estamos aprovechando la coyuntura para acometer reformas importantísimas (en materia fiscal, laboral, energética, inmobiliaria, educativa, etc.), pero al menos no empeoramos gravemente lo presente.

Algo es algo.