Opinión

Menos impuestos; más libertad

Isabel Díaz Ayuso será investida hoy nueva presidenta de la Comunidad de Madrid. En la sesión de ayer, la popular tuvo la ocasión de defender el programa de gobierno con el que pretende guiar su actuación durante la presente legislatura. Un programa que, además y según han manifestado fuentes populares, quiere convertir en una referencia para el resto de España: en un ejemplo de cuáles serían las principales políticas, y sus más notables efectos, de un futurible Ejecutivo liderado por Pablo Casado.

En cierto modo, esto no supone ninguna novedad: la Comunidad de Madrid ha sido durante las últimas décadas un «laboratorio» de las políticas del PP para el resto de España. Diría más: ha sido un laboratorio de las políticas del ala más liberal del PP, las cuales no han sido siempre plenamente traspuestas por parte del Gobierno nacional y del resto de gobiernos autonómicos. En Madrid se fraguaron las primeras bajadas del tramo autonómico del IRPF, la supresión del Impuesto sobre Patrimonio o la bonificación de la mayor parte del Impuesto sobre Sucesiones. En Madrid se estableció la libertad de horarios comerciales o se respetó la libre elección de centro docente y sanitario. Todo lo cual ha permitido que la región se convierta en la autonomía más rica y dinámica de España.

En su discurso de investidura, Díaz Ayuso se ha comprometido esencialmente a mantener y profundizar en este exitoso modelo. Su principal compromiso ha sido el de aprobar la mayor bajada de impuestos en la historia de la región: más en particular, recortar en medio punto todos los tipos del tramo autonómico del IRPF. Recordemos que la tarifa del impuesto sobre la renta está compuesta de un tramo estatal y de un tramo autonómico. Si las autonomías no hicieran uso de sus competencias para elevar o reducir el tramo autonómico, los tipos serían los siguientes: del 19% para los primeros 12.450 euros; del 24% para los ingresos entre 12.450 y 20.200; del 30% entre 20.200 y 35.200; del 37%, entre 35.200 y 60.000; y del 45% por encima de 60.000. Actualmente, y gracias a las históricas bajadas de la Comunidad de Madrid, los tipos más comparables en esta región son del 19%, 23,2%, 28,3%, 36,4% y 43,5% (hay que aclarar que las horquillas de renta no coinciden exactamente y por tanto la comparabilidad no es directa). En caso de que Ayuso cumpla con su promesa, esos tipos pasarían a ser del 18,5%, 22,7%, 27,8%, 35,9% y 43%. Basta contrastarlos con los de otras autonomías (por ejemplo, Cataluña: 21,5%, 26%, 33,5%, 40% y 48%) para apreciar una muy notable diferencia entre orientaciones fiscales.

Asimismo, la popular también se ha comprometido a extender la tarifa plana para los autónomos desde uno a dos años (lo que permitirá aliviar las cuentas de aquellos valientes que se lancen a emprender por su cuenta y riesgo) y a extender el concierto educativo hasta la etapa de bachillerato (lo que incentivará la competencia entre centros docentes y potenciará la autonomía de los estudiantes a la hora de escoger aquellos que ofrezcan mejores resultados).

En general, pues, se trata de un programa que intenta avanzar poco a poco en la dirección de una mayor libertad económica y personal. Ahora bien, para que estemos ante unas propuestas verdaderamente sólidas y coherentes también se hace necesario desarrollar tres políticas complementarias de las que Díaz Ayuso no habló en su discurso de investidura o a las que no les dio la importancia que verdaderamente merecen.

Primero, hay que mantener a raya el gasto público. Bajar impuestos sin controlar el tamaño del sector público sólo nos conduce a más déficit y a más endeudamiento, esto es, a mayores impuestos futuros. Segundo, no sólo es necesario ampliar los conciertos educativos para que los estudiantes dispongan de más opciones entre las que escoger, sino que mucho más importante es avanzar hacia la autonomía curricular de los centros de estudio para que éstos puedan diferenciarse entre sí y, en consecuencia, incrementen las opciones efectivas entre las que elegir. Y tercero, aunque a día de hoy Madrid es una región que atrae talento, los expansivos precios de la vivienda podrían terminar expulsándolo, en tanto en cuanto dificultan que los jóvenes puedan quedarse o acudir a esta región a prosperar: Díaz Ayuso no ha puesto sobre la mesa ningún plan de choque para hacer frente a este problema –y las pocas medidas que ha esbozado no son adecuadas– cuando lo tiene a su alcance ideológico, a saber, liberalizar la oferta de suelo y las condiciones de edificabilidad.

Con impuesto bajos y austeridad en el gasto, educación libre y vivienda barata, Madrid no sólo continuaría despuntando económicamente dentro de España, sino que aceleraría su crecimiento y se convertiría en un modelo que el resto de regiones españolas no tendrían más remedio que imitar. El programa de Díaz Ayuso se orienta en la buena dirección, pero debe perfeccionarse para que pueda desplegar todo su potencial.