Opinión

Acuerdo PSOE-Podemos, malo para la economía

La crisis económica que está penetrando por Europa –y que se está cobrando la desaceleración de España– es una crisis exterior. Una crisis importada por la guerra comercial entre

EE UU y China que ha deprimido los flujos de intercambios internacionales y que, en consecuencia, ha hundido a la industria manufacturera de medio mundo. El Gobierno, en funciones o fuera de ellas, puede hacer muy poco para solventar los problemas de fondo a los que nos enfrentamos, puesto que no está en su mano poner fin a las hostilidades arancelarias entre las dos grandes superpotencias globales. Ahora bien, sí hay algo que un Ejecutivo responsable debería hacer en la presente coyuntura: no agravar la situación. Y eso es, justamente, lo que Podemos le ha pedido al PSOE en su reciente propuesta de acuerdo de gobierno de coalición. A saber y de manera destacada, suprimir la reforma laboral del año 2012 y elevar hasta ocho impuestos distintos. Comencemos por la reforma laboral. Una de sus principales ventajas es la de aportar flexibilidad salarial a nuestra economía en momentos de recesión o de ralentización; esto es, poder ajustar los costes laborales a la baja en momentos de demanda contraída. No en vano, si los ingresos de las compañías se desmoronan y, al mismo tiempo, no pueden reestructurar su factura salarial, los despidos se maximizan (tal como sucedió en España entre 2008 y 2011). Por tanto, derogar ahora mismo la reforma laboral constituiría una tremenda irresponsabilidad que nos expondría con muchísima más virulencia a los sinsabores de la incipiente crisis europea. Pero sigamos con los impuestos. Los de Pablo Iglesias le exigen al PSOE que: 1. Suba el IRPF sobre las rentas del trabajo; 2. Incremente el IRPF sobre las rentas del capital; 3. Elimine los beneficios fiscales a los planes privados de pensiones; 4. Establezca un tipo mínimo en el Impuesto sobre Sociedades del 15%; 5. Suprima de facto las sicav; 6. Imponga una Tasa Tobin del 0,2% sobre las transacciones financieras; 7. Eleve la fiscalidad de las socimis hasta el 15%; y 8. Acreciente el Impuesto sobre Patrimonio en un 1%. Aunque parte de estas subidas tributarias se concentrarían –o eso dicen– únicamente en las rentas altas o en los grandes patrimonios, todas ellas provocarían un importante retraimiento del empleo y de la inversión en un contexto donde la incertidumbre empieza a campar a sus anchas y donde, por tanto, los ahorradores no están demasiado predispuestos a invertir. ¿Tiene sentido, muy especialmente en el presente contexto, penalizar a los agentes económicos con mayores impuestos que perjudiquen directamente trabajar, ahorrar, invertir o emprender dentro de nuestro país? Desde luego que no y, por eso, ojalá el PSOE siga rechazando cualquier acuerdo programático que suponga aplicar medidas tan nefastas sobre nuestra economía. Siendo conscientes –como lo son– de que las exigencias de Podemos nos dañarían muy apreciablemente a todos, esperemos que la sed de poder no los empuje a rubricar un pacto a todas luces tan negativo.