Opinión

Una amenaza para España

La tasa Google, ese nuevo impuesto que pretende aplicar el Gobierno sobre las operaciones digitales dentro de España, no es asunto menor. El Ejecutivo de Pedro Sánchez ha querido maquillarlo como un tributo del 3% sobre los ingresos de aquellas empresas digitales que facturen más de 750 millones de euros anuales dentro de nuestro país (por ejemplo, Google, Amazon, Facebook, Uber, Airbnb o Booking). Es decir, un pequeño arañazo impositivo en las abultadísimas cuentas de resultados de multinacionales gigantescas. ¿Qué relevancia puede tener el que estas compañías contribuyan con apenas 1.000 millones de euros anuales al sostenimiento de las finanzas públicas de España? Pero más allá de la injusticia que supone apropiarse de la riqueza que estas compañías han generado mejorando nuestras vidas y que (de no serles arrebatada por el Estado) podrían reinvertir en continuar mejorándola, el Gobierno nos miente en un aspecto fundamental: a saber, que semejante tributo vaya a terminar siendo pagado en su mayor parte por estas grandes compañías y no por sus usuarios. A la postre, lo único que han de hacer estas empresas, que es aquello que precisamente han anunciado que van a hacer, es repercutir la subida impositiva a sus clientes. Es decir, encarecer en un 3% los servicios de publicidad o de intermediación que prestan a profesionales y a empresas españolas. Y eso dista de ser pecata minuta. Nuestro sector productivo necesita digitalizarse e internacionalizarse, y cada día que pasa estas dos actividades se hallan más estrechamente asociadas. La forma de dar un salto al exterior ya no es sólo abriendo un establecimiento permanente en el extranjero, sino ofertando bienes y servicios a todo el mundo a través de la red. Sucede que a muchos autónomos o pequeñas empresas les resultan enormemente complicadas las tareas logísticas de publicitarse en idiomas extranjeros, de segmentar sus anuncios por nichos foráneos que desconocen, de gestionar con seguridad para ambas partes la cadena de pagos, de transportar su mercancía hasta el comprador final o de gestionar la devolución de sus pedidos. Pues bien, todas estas actividades que son cruciales para que un negocio pueda digitalizarse e internacionalizarse de manera exitosa son las actividades que ofrecen a nuestro tejido productivo grandes compañías como Amazon, Facebook o Google y que van a ser encarecidas en un 3% por la voracidad recaudatoria de nuestro Ejecutivo. Cuanto más se agraven tales servicios digitales, menos se digitalizarán e internacionalizarán nuestras empresas y, muy en particular, nuestras pymes (pues las grandes empresas sí cuentan con capacidad para organizar autónomamente toda la logística necesaria). No cabe más que calificar de profunda hipocresía el que el PSOE, al tiempo que apadrina la tasa Google, incluya entre sus 370 medidas (y, en concreto, en la medida 301) que «apoyaremos la transformación digital de las pymes, centralizado y proporcionando una ventana única de acceso a los distintos programas públicos de apoyo, a través de la aprobación de un Marco Estratégico Pymes 2030». No la apoyaréis. La hundiréis.