Opinión
Podemos se enreda con la mochila austriaca
Uno de los grandes problemas del mercado laboral español es que cuando una empresa se ve forzada a reducir su plantilla, los despidos no se sustancian según la productividad de los trabajadores (prescindiendo de los menos productivos y reteniendo a los más productivos), sino en función de la antigüedad (prescindiendo de los trabajadores más recientes y reteniendo a aquellos con más años dentro de la empresa). La razón es sencilla: los costes de despido de los trabajadores con mayor antigüedad son monstruosamente superiores a los de los empleados más recientes, de modo que en momentos de dificultad se opta por los menos tardíos para ahorrar costes. Sin embargo, este ineficiente proceso de selección termina descapitalizando humanamente a la empresa: acaso pierda a algunos de sus más productivos trabajadores sólo porque han sido contratados hace poco. Una solución razonable a esta selección adversa del personal de las empresas consiste en la mochila austriaca. A saber, dotar un fondo individualizado por trabajador donde el empresario va cotizando mes a mes para costear en el futuro un posible despido del trabajador. De esa manera, como el empresario ya ha abonado por anticipado ese coste, carece del incentivo perverso a despedir al trabajador más reciente por el mero hecho de ser reciente. Ese fondo también facilita que un trabajador pueda cambiar de empresa sin por ello perder la indemnización que haya devengado. Al ser un fondo personal y transferible, su nuevo empleador continuaría cotizando al mismo. Evidentemente, el problema que sufre la mochila austriaca es cómo implementarla en la actualidad, en un contexto en el que las empresas ya han devengado obligaciones de despido para con sus trabajadores pero no existe ningún fondo que las cubra. Una fórmula seria subir las cotizaciones sociales a cargo del empresario, pero ello o reduciría los salarios efectivos de los trabajadores o dificultaría la contratación de nuevos empleados. La transición, pues, no es sencilla, y éstas son el tipo de cuestiones y críticas legítimas que cabría dirigir contra la propuesta del PSOE de importar la mochila austriaca a España. Pero hete aquí que Podemos, en su desesperado intento por diferenciarse del PSOE y acusarlo de algún tipo de veleidad neoliberal, ha emprendido una campaña en las redes para desacreditar el concepto de mochila austriaca, sosteniendo que se trata de un intento de que los trabajadores paguen su propia indemnización por despido en lugar de que lo hagan los empleadores. Por un lado, Podemos miente con claridad: la propuesta de mochila austriaca de los socialistas se costearía con mayores cotizaciones sociales sobre los empresarios, no sobre los trabajadores. Por otro, Podemos está desvelando una incómoda realidad: en el fondo y en última instancia, quienes costean las cotizaciones sociales a cargo del empresario (así como otros costes laborales, como el actual coste del despido) son los propios trabajadores a costa de su salario potencial; no sucede sólo con la mochila austriaca, sino también con las pensiones públicas. Así que ya saben, cuando los de Pablo Iglesias propugnen aumentar las cotizaciones sociales... estarán propugnando subirles los impuestos a los trabajadores.
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